lunes, 15 de febrero de 2010

Costa Rica. La mezcla como cultura: Del identiticos a la nueva cultura del Oikos.


La mezcla como cultura: Del identiticos a la nueva cultura del Oikos.

“Esto es un arroz con mango", decimos los costarricenses cuando nos referimos a un enredo, a cosas que no se mezclan y por error están revueltas. Pues, aunque parezca paradójico, en la actualidad, la cultura en Costa Rica mantiene su perfil de "arroz con mango". Del guaro, al vino. Del fumado, al no tabaco. Del abdomen abultado y la gorda billetera, al culto por el spinning. Del silencioso envejecimiento familiar, a los 87 años como promedio de vida actual, al viagra y los grupos de tercera edad en el 2009.

Y es que la mezcla de este arroz con mango, aunque no sea apolínea, puede llegar a ser muy beneficiosa para la cultura de un país, que ya de por sí alberga un 35% de ADN europeo, un 25% de ADN indígena y un 5% de ADN afrodescendiente. Los ticos somos mezcla desde el alma, cristiana, liberal, con excepción de las minorías indígenas, protestantes, bautistas, ateas, hasta el cuerpo, pequeño, grande, achinado, moreno, flaco, turgente, piernicorto y bigotón u ojiazul y dientes de coco. Lo que importa es la mezcla. Mezcla de microclimas, de dosis políticas, de dosis económicas. Un poco de esto con un poco de aquello es mejor que mucho de una sola cosa, pareciera resumir la filosofía del "pura vida" cultural que hamacamos entre las mañanas luminosas o de aguacero, siempre con un "ahorita mismo", a punto de salirse de la boca de la contraparte social, aunque no se cumpla el verbo y se disfrute más del talento para mantener el espectáculo del "pura vida". Vitalista y despreocupada consigna cultural.

País pequeño y mimado en su clima, lejano de virreinatos, proclama en 1864 la enseñanza gratuita, impulsando la educación, mucho antes que otros países, como una ruta para la construcción de la nación actual. La abolición del ejército en 1948 refuerza esta ruta, de la mano de una democracia asaltada a veces en el camino.

Educadores recorren el territorio creando escuelas y colegios, al tiempo que se consolida el bipartidismo tradicional y el imaginario de la blanquitud, que llega a resquebrajarse en la actualidad gracias a los medios de comunicación, a los intereses transnacionales y a los emergentes grupos civiles y políticos. Internet democratiza aún más la información. Se crean páginas web culturales, informativas y políticas. También se compran cientos de celulares diarios para una generación de jóvenes maniáticos de la comunicación vacua, desinteresados del acontecer diario. Las meganoticias de los íconos de la industria del espectáculo, los programas para triunfar por cualquier locura, inundan la televisión, al igual que en el resto del mundo. Lo económico mundial va tejiendo la trama sobre la que se cosen las manifestaciones culturales, al mismo tiempo que las iniciativas de reivindicación local, por parte de instituciones independientes y ciertos sectores del Estado, toman interés por el rescate de íconos históricos y tradiciones.

En la actualidad gran parte de la población de los jóvenes costarricenses sueñan con vivir en Guanacaste, provincia con grandes inversiones estadounidenses y en donde nuestro astronauta Frankling Chang ha construido un laboratorio para la elaboración de motores impulsados por plasma. La idea es vivir en Costa Rica, porque vale la pena, con su fresquito de papaya, sus baches en las carreteras, su inseguridad ciudadana, su sistema judicial con una sala cuarta colmada de leyes, políticos con causas penales pendientes, y abogados de políticos, como una muestra de la vida democrática, ganando en dólares, comiendo colones y teniendo a toda la familia cerca para mimarse. Pero esto es para los que pueden cenar sushi y no para los que sufren el desempleo, la paga de una pensión del Estado, o la espera en un seguro social único por ser universal, pero desfasado en sus necesidades de atender a una población que ya va por los cuatro millones y medio de personas.

La cultura del labriego sencillo, privilegiado en su fundacional red social, ahora se mezcla con los atropellos de la red global del narcotráfico y la trata de personas, dejando atrás el "arroz con mango" inicial. Costa Rica ha empezado a jugar en las grandes ligas de las tensiones bipolares. Es el momento de incluir en la receta de la mixtura cartas políticas nuevas. Posiciones culturales que tienen que ir más allá del "pura vida", espectacularmente estabilizador, pero invisibilizador de nuestros vicios identitarios, como el relativismo conductual o el cinismo legal, y que contengan tanto a los buscadores de un nuevo humanismo iberoamericano, porque la lengua nos sigue hermanando y sosteniendo, como a los seguidores del nuevo capitalismo social, hijo arrepentido del capitalismo salvaje.

Una vicepresidenta se formula como posible próxima presidenta del país. Más del 50% de las parejas no se casan y el Instituto sobre Masculinidad crece en sus logros y necesidades. Ya no saludamos a desconocidos en los bares porque nos pueden asaltar, pero seguimos reacios a que nos cambien el paisaje de la paz y el día del desfile de la independencia.

Una última mixtura se suma a la receta. El paisaje que nos heredó Gea es ahora un valor agregado. Validamos públicamente su despensa de agua, aire, tierra y biodiversidad (el 6% del planeta) retroalimentándonos la identidad y la pertenencia.

Esta cultura de la integración de la naturaleza, con la urbe, como un oikos antiguo, nos da la posibilidad de dejar de ser periferia para pasar a ser centro de interés. Una nueva conciencia biocultural aporta ahora su propio paisaje a la cultura del pacífico tico, enriqueciendo su vocación de civil americano.

Como parte de esta nueva conciencia biocultural, me surgen dos ideas para implementar, en aras de aportar al desarrollo de nuestra sociedad. A continuación expongo brevemente sus rutas:

Proyecto Identiticos:

Llamo Identiticos a ese espacio imaginado donde todos nos sentimos ticos, igualititos supuestamente, respondiendo en fluida concordancia, a esa arroz con mango que antes mencioné. A esa integración de aspectos del oikos cultural también antes mencionado.

Identiticos es nuestra identidad creando identidad. Identiticos es nuestra pertenencia creando pertenencia en suceso permanente de espejos, que se encuentran en la memoria y en el olvido colectivo, proponiendo nuevas metáforas, modelos sociales y artísticos para seguir siendo identiticos.

Un programa que registre este suceso multitudinario y multisignificativo, de nuestra cultura, (mostrar lo que somos, no lo que nos dicen que tenemos que decir que somos o lo que decimos ser y no somos) considero que aportaría en mucho a la autoestima social que necesita la Costa Rica de hoy, de cara a que el ingenio, tan necesario para superar el pasivo rol del consumidor en crisis, se gesta con confianza y en un espacio mínimamente seguro, por verdadero, para así producir a su vez, modelos verdaderos a futuro y no meras idealizaciones ideológicas.

Proyecto Cultura del oikos:

Cultura de la integración. Cultura del oikos, llamaría yo a una posible política cultural costarricense, que valore en la actualidad, la integración de la producción humana como bien social, junto a la producción de la naturaleza en una relación simbiótica, dinámica, por necesaria. Hecho que sumado a la actual crisis ética y económica, hace que sectores como el industrial y el económico, vuelvan a ver al sector de los bienes culturales, como un grupo productivo con posibilidades de inversión para el futuro, en donde la invención, la creatividad y el espíritu emprendedor artístico, tradicionalmente vistos como invisibles, e intangibles, carentes de valor de mercado, se transforman ahora; y así se empieza a gestar desde fundaciones internacionales, apoyadas por los estados con las diferentes becas y aportes, como también por la responsabilidad social de las empresas privadas, en objetivos, en centros gestantes, a donde desplazar recursos que respalden el bien común, el bien patrimonial y arquetipal del pueblo, como una vacuna, una vigilante identitaria, ante la tendencia a globalizar los usos y costumbres de las gentes en las políticas económicas capitalistas. Tendríamos que poner atención a la marcación de límites claros entre industria cultural y cultura artística de un centro poblacional, ya que es muy posible que una política débil ante los intereses comerciales que observan cualquier fenómeno como producto para ser vendido, confunda el panorama. No obstante cada día observamos con más claridad, la imponderable necesidad de integrar, de fusionar la cultura económica, con la cultura artística, como resultado de la educación, de los valores y del espíritu de un lugar. Así que lo económico, lo artístico como lo espiritual, lo social y biológico, conforman este oikos que nos nutre y del cual debemos cuidar.

El enfoque a una cultura integrativa de todos estos aspectos antes citados, que llamo oikos, considero que movilizaría muchos recursos humanos actualmente pasivos, armonizando las carencias específicas, por falta de enlaces, para aumentar el grado de conciencia sobre la identidad.

Ambos instrumentos de trabajo, considero que aportarían herramientas tanto conceptuales como productivas, para el desarrollo de rutas a seguir, basadas en el bien común de la sociedad nacional, de cara a un futuro incluyente, transparente, asertivo y extraordinariamente creativo.