sábado, 8 de enero de 2011

Me salvé de mi barbie. Piensa en rosa y no saldrás de tu casa.



Me salvé de mi barbie.

Si la barbie se hizo con la intención de que las niñas crecieran con un referente para seguir, yo nunca tuve Barbie. Si tuve madre, abuelas y bisabuelas, hermanas, amigas y vecinas. Todas ellas le ganaron a mi barbie.

 Cómo cuando era niña, veo en la actualidad el mundo de las barbies, renovado por todo un séquito de siempre nuevos accesorios, como de otro planeta: 
Un mundo rosa de cuerpos esmirriados, frágiles, pálidos, de pelos descoloridos y frentes con diadema que no salen de un tocador lleno de cepillos, espejos y cintas o de unas licras y vestidos usados en bailes de gala antigua, cuando los imperios hacían de las mujeres viandas negociables, por no decir que se sigue haciendo.
Muñecas de caderas estrechas, preanoréxicas, y pies deformes que si fueran animadas, tendrían permanente cita en el psiquiatra. Nunca sabrían cuan hermosas son, cuan sanas, cuan perfectas y cuantos maravillosos escenarios tener para ser felices. Claro que las Barbies nos siguen maravillando con sus mundos de fantasía, sus campanitas, haditas, pelos enredados y príncipes que aparecen como mástiles de barcos fantasmas en medio de un oscuro y paradigmático mundo del exterior, pero, ¿este es el referente que necesitan las niñas para crecer fortalecidas? Para crecer acompañadas con el : quiero ser como una muñeca ángel anoréxica rubia que necesita tanto apoyo para ser feliz y que no sale del espejo, de la cocina, del baile, de la enfermería, de la clase de ballet, etc, etc.
Creo que no hay barbies escritoras o filósofas o agrónomas aunque si he visto barbies fotográfas, pero en plan fashion, como todo lo Barbie.
Así que yo me salvé de mi propia Barbie!
Espero que cada vez más niñas se puedan también salvar de las que llegan y siguen llegando a su tierno escenario de vida, donde las comparaciones y deseos de piensa en rosa, se mezclan con el amor desbordante que generosamente están dispuestas a dar a cambio de ser queridas.