lunes, 20 de diciembre de 2010

Los terneros no tienen abuela.


Por lo visto en la evolución de las especies, las mujeres somos las únicas que hemos logrado desarrollar y mantener a la abuela como personaje vivo en medio de su programa. Me refiero con esto a que, como dice José Enrique Campillo en su libro: La cadera de Eva, los terneros no tienen abuela, ni las cabras, ni los lobos, ni los leones etc, etc.
Por lo general en todas las especies se nace, se crece y se reproduce para luego rápidamente, cuando no inmediatamente, envejecer y morir. Claro que hay vacas que logran llegar a viejas pero nunca reconocen a las crías de sus crías como parientes, como extensión del cuido y el efecto.
No es hasta que la mujer moderna logra traspasar el umbral de esa cuota de vida reproductora, que el paradigma  cambia y además de querer a su crías, empieza a querer a las crías de sus crías. De modo que la mujer avanza, gracias a la salud obtenida en la mayoría de las sociedades actuales, hasta ocupar buena parte de su vida, como abuela.
¿Porqué no sucede esto en otras especies y cuál es en realidad el mandato o canto interno que hace que las mujeres seamos madres, abuelas y hasta bisabuelas, en un único regalo de la naturaleza?
Para varios científicos la respuesta es muy simple: porque este alargamiento de la vida posibilita, posiblemente (dado que en las matemáticas de la biología nada sobra), la culminación del desarrollo del cerebro humano con toda su complejidad actual. Necesitábamos de todo ese tiempo y ni idea de cuánto más necesitaremos para seguir evolucionando el cerebro.
La mujer vive muchos años más allá de su cierre reproductivo, criando a los críos de sus críos, alargando su rol de cuidadora y de dadora de sentido y afecto. Aunque la mujer postergue el momento de tener hijos, la abuela, retomará el tiempo en otros aspectos de su vida, emergiendo como logro biosocial.
Toda la especie humana aprende con este logro de la evolución. Las mujeres somos muchos más que reproductoras de la especie. Somos vigilantes sociales del cuido a largo plazo ya que, podríamos decir que por lo visto, los peligros siguen acechando y el desarrollo de nuevas habilidades espera a las futuras, escasas (no más dos hijos) y longevas crías. Todavía queda mucho por saber de nosotras mismas.
 

martes, 30 de noviembre de 2010

Mi espíritu tiene mejor cuerpo que el tuyo.

                          Mi espíritu tiene mejor cuerpo que el tuyo.



El famoso soplo de Dios, llama encendida, aliento de vida, luz de la lámpara, voz del alma, ánima vital, consciencia cósmica, fuego amoroso y demás nombres escogidos para designar una de las metáforas más difíciles de lo intangible, de lo incorpóreo, de lo telúrico y metafísico: la parte de la vida que no se ve. La existencia de lo materialmente inexistente, es parte de nuestra condición o suceso  de seres vivos, por lo que tiene cuerpo. Quiero decir que cada cual con su alma como se nos dijo en el catecismo de todas las religiones. Los pecados, por ejemplo son salones de belleza para que el alma tenga mejor cuerpo.

 Los tópicos de la vida imperceptible  son aceptados en algunos casos por fe, en otros por intuición o capacidad extraordinaria para percibirlos, en otros sucumben ante otros dogmas, ante las limitaciones de los cinco sentidos del método científico, de la moral de la materia,o de los condicionamientos de la razón. Aunque últimamente se nombra al psicocuerpo o a la mente como resultado del cuerpo y cada día nos acercamos más a la vivencia de un espíritu moldeado por su soporte el cuerpo y al contrario.  
Mientras esto sucede, el espíritu sigue estando parqueado en la zona de  la irracionalidad o teología donde se toma el aire de la tarde sin materia alguna, en las rocas:


Esta llama encendida o soplo de Dios curiosamente se alimenta de nuestros actos  más desesperados, de nuestras curiosidades más indebidas, así como de los secretos, los amores proscritos, los sueños censurados, los vicios sexuales, las trasgresiones sociales,  las incapacidades, los olvidos, las intrigas,etc,  entre muchos otros materiales de lo “demasiado humano” que somos. La imperfección material es la gasolina desde donde se moldea la llama. La carne el nido donde se guarda el aceite.Y a mejor nido mejor aceite y a mejor aceite mejor espíritu.



Larga es la lista de los compendios personales, esos que nos hacen ser de tal manera, los que conforman nuestro humen intransferible, el que presente tras presente construimos, llevando el velo invisible del ethos que trasmitimos, del sonido particular de las vocales, mientras sonreímos como el bisabuelo también sonreía sin conocerlo, y resolvemos los problemas con igual  vehemencia o desidia con que lo hace la gente de nuestro pueblo dispersa en el hilo del tiempo.





Inefables espíritus somos, encarnado siempre en lo falible. Pidiendo por nuestros defectos como los feos por la belleza. Siendo Dios bueno por bello no queda más que los remedios de la estética religiosa por la eternidad.


Pero seguimos cerrando los ojos y  ahí, respiramos una vez más, con la memoria de la muerte, en cada partícula de aire que nos da vida, sabiendo que algún día pasaremos el umbral en silencio, solos y solas, fundidos en una llamita abandonada de carácter y deseos, de socios y enemigos, pero alimentada por eso mismo de lo más humano, corruptible  feo y paradójico que tenemos. La carne. Fallida por  temporal. Nunca más amada por real.





Ido el cuerpo con todos sus órganos, ido el lenguaje con todos sus signos, ida la mente con todos sus vicios.  Queda la energía  libre de los inefables espíritus que viven en y con nosotros olvidados por la perfección.


Es solo cuestión de detenerse y poner atención en el susurro del viento más antiguo.


Es solo poner atención en el torrente que deja el silencio dentro del corazón, cuando sucede lo que no se ve y se aprecia la buena compañía.


 Paradójicamente, aunque nadie vuelva de ese viaje y diga lo que realmente si funciona, como en la Nasa, seguimos preparándonos para el concurso de belleza más extraño de los hominidos.

sábado, 2 de octubre de 2010

cuento ROJO SATURNO





                                                             Rojo Saturno

El olor humeante a café se mezclaba con el olor a esencia de pino embotellado, como si existiera una conífera disecada y desinfectada dentro de un cafetal de plástico. Así andaba el mundo, o no andaba, pensó Nicolás, terminando de pegar en el centro de la flor, el último azulejo, sobre el mural recién terminado.
Nicolás sintió una satisfacción enorme de haberlo terminado antes de que las fuerzas se le fueran para no volver, una vez le quitaran el yeso de la mano.
Era la segunda vez que se quebraba la muñeca en un año y aunque esta última vez, se debió a una simple mala postura, consideró que la suma de quebraduras no estaba mal para un promedio de ochenta y nueve años, que cumpliría dentro de un mes.
Se acercaba la fecha de su cumpleaños y quizá por esa razón, por primera vez dudó de sus decisiones. Aunque en realidad se trataba únicamente de una decisión tomada relativamente hacia poco tiempo. La decisión de morir solo, lejos de su único hijo y de su dos nietos. De Canadá nada más le hacía falta. Ni siquiera el salmón, y de Polonia, ni siquiera el repollo agrio.
Y es que con tanto tiempo disponible esperando lo inevitable, ¡como no iba a dudar!
De la cama, a la silla de ruedas, al sillón, al baño, a la cama y extraordinariamente al jardín ese día.
Ya no tenía cerca a ningún testigo, solo al tiempo. Así que aunque no la confrontó, dudó de la decisión tomada, cuando después de que muriera su segunda mujer, decidiera quedarse en la casa de ella, junto a sus objetos y fotografías, a pesar de la voluntad expresa en el testamento de que la casa sería heredada a su hija.
Vivir en una casa que no era suya en un país que no era suyo tenía su precio. Se había convertido en guarda de un inmueble visitado con la única intención, cada quien, de llevarse disimuladamente adornos y recuerdos de la dueña de la casa, a cambio del pan que llevaban mal envuelto de regalo.
Nicolás había hecho unos cuantos amigos en ese tiempo, pero igualmente se acercaban para saber, a quien, sino tenía familia, le dejaría su dinero y sus propiedades.
¿ Era terrible morir solo o era terrible de cualquier forma morir?
Durante ese último mes, Nicolás había cerrado la puerta cada vez que despedía a alguien, con la sensación de ser el dueño únicamente de su propia enfermedad. Así que en adelante se dedicó a no recibir a nadie más que a los enfermeros.
Le había preguntado al médico si podía vivir con ese cáncer y el médico le había dado por respuesta que sí. Que sí por seis meses más de vida.
Nicolás se organizó, como siempre lo había hecho desde que logró escapar del campo de concentración en Alemania y empezó a observar su cuerpo como si fuera el de otra persona. Incluso le hablaba y lo regañaba, cuando ya no podía levantarse solo del sillón, caminar con el bastón, o usar la silla de ruedas. Así que después de reflexionar varios días concluyó que sí, que sí se moriría, pero hasta haber cumplido los ochenta y nueve años, no antes. Y así estaba ocurriendo entre remedios naturistas, reconstituyentes y calmantes dispersos por las mesas y estantes de la casa solitaria.

Nicolás cumplió 89 años con el mural terminado, viendo tv por cable y tomando sustagen. Contestó varias llamadas breves de Canadá y Polonia para evitar que sus parientes gastaran mucho dinero en lo que el consideraba dinero tirado a la basura, porque en la vida las despedidas se hacían una vez, no varias.

El caluroso domingo le precipitó la sed desde la madrugada. Se apuró a pedirle agua al enfermero de la noche, aunque cambió de opinión y le pidió un baso lleno de jugo de granada.
- Del jugo que esta en la botella - le dijo débilmente al muchacho y este le llevó de inmediato el jugo rojo saturno.
- Esto es lo que toma el Papa - le dijo-. Salud!
Nicolás cerró los ojos y tomó con gran dificultad un pequeñísimo trago, luego empezó a toser.
En realidad estaba muy bien controlado por la clínica de cuidados paliativos estatal, así que el enfermero rápidamente le puso una inyección. Fue la última vez que habló.
Nicolás había querido mucho a su segunda esposa y a sus hijos. Pero al seguir viviendo en esa casa, los hijos de ella se sintieron expropiados de sus recuerdos.
¿ Por qué no se había ido a morir con los suyos a su país? ¿Por qué se quedó ocupando una herencia que poco a poco el mismo veía como disminuía, al ir desapareciendo los tapetes, las pequeñas esculturas de vidrio italiano, los candelabros españoles, los alabastros africanos, los manteles chinos y las pinturas y joyas familiares.

Y sí, sabía que todos lo querían con la intensidad de estarse comiendo un pastel a apunto de terminar, mientras se dedicaban a señalar el abandono en que lo tenía su familia canadiense, dando vueltas con la mirada a los anaqueles de la habitación , sentados junto a él, que continuaba postrado y callado, entre tierno y terco.
En realidad las desavenencias con su hijo ya eran muy antiguas. El simplemente no se iba porque no quería ser viejo ante nadie. Estaba seguro que de volver lo hubieran metido en un hospicio.
Nicolás prefirió seguir los recuerdos de la vida que había construido con su segunda esposa.
Una vida breve en un país tropical, pero hermosa. Vida de viejos felices que se burlaban de sus impedimentos frente al mar.
Cuando murió ella quiso seguir ocupando su casa como si se tratara de ella misma, y no como si se tratara de la casa de esa otra historia anterior que le cobraban los herederos.
Pero esa era su casa de los últimos 13 años, la verdadera casa de su vida, dónde esperaba morir rodeado de un sinnúmero de fotografías de ella y él juntos. Esa era la razón.
Tenían la tumba lista. El mismo le había colocado la cerámica y el altarcito. La tumba la había comprado ella y allí estarían los dos juntos. Ella primero, en el nicho de abajo, el arriba en el espacio que quedaba libre.
Nicolás agradeció una vida tan larga. ¿Quién pensaría que un sobreviviente de la segunda guerra mundial, un chiquillo esquelético inmigrante, llegaría tan lejos?

El enfermero le volvió a tocar el pulso a eso de las 5 de la tarde, aprovechando los últimos rayos de sol que se colaban por las persianas.
El domingo empezaba a despedirse de la tarde y de la casa. El jardín y el mural fueron los últimos en ser consumidos por la apacible noche que llamaba al descanso.

Nicolás murió solo porque la mano que cubrió su cuerpo era la de un extraño asalariado que de inmediato llamó al encargado del fideicomiso. El representante del banco a su vez llamó al hijo y este dio la orden de que lo cremaran y le enviaran sus cenizas a Canadá.
El cuerpo de Nicolás fue cremado y trasladado en contra de su voluntad.

viernes, 27 de agosto de 2010

El lujo de la verdad



El lujo de la verdad.

Herodoto escribió su famoso libro Los nueve libros de la Historia con el fin de sintetizar la historia del mundo conocido hasta entonces. Muchos posteriormente utilizaron el libro como la verdad absoluta del cual agarrarse, literalmente hablando, para defender sus puntos de vista. Lo que equivale a defender sus territorios, con sus cosas y sus gentes. Sus tronos, con estirpes y derechos eternos al mando y derredores. En aquellos tiempos aquel libro fue lo más cercano a la verdad de los hechos que se podía tener. Todos los filósofos hacían referencia a Los Nueve libros de Herodoto y también los patricios y políticos de entonces.
En la actualidad vemos como este libro sigue siendo pieza fundamental de la historia universal, pero ya sabemos que en ese compendio se unen y funden los hechos con las creencias. Los nombres y las fechas con los cultos y las suposiciones aproximativas de los cálculos humanos carentes, en esos tiempos de apoyos científicos y técnicos.
Pero al igual que estos nueve libros de la historia, seguimos consultando y solicitando la verdad a medios que, al igual que Herodoto, nos dicen comunicar la verdad absoluta. Estos no son ya el producto de un solo hombre que escribió tomo tras tomo de informaciones acumuladas, sino el resultado de grupos de personas que ofrecen lo que el consumidor desea oír en el mejor de los casos, sino lo que intereses mayores demandan trasmitir.
Costa Rica, por ejemplo, tiene también varios libros de historia patria, y cada vez vemos como estos libros, de texto en muchos casos, favorecían a sectores y lo peor, omitían y siguen omitiendo pedazos de verdad y de hechos y personajes no revelados de la historia, del cómo fuimos los costarricenses. Es más, abundan biografías de personajes importantes y se contradicen entre sí olímpicamente.
¿A quien creerle entonces me pregunto? ¿Cómo saber realmente la verdad de lo que pasa en las negociaciones partidistas, en el tráficos de contactos, en los negocios cerrados, en las perdidas de expedientes, en el tortuguismo municipal, en el cobro de impuestos, en los documentos falsos en los testimonios fraudulentos etc?
¿En la supuesta verdad que llega a los periodistas y estos la presentan ante los medios dando por un hecho que lo es y con las sabidas consecuencias? En Facebook??
¿Cuántos libros de la historia tenemos en la actualidad y cuantos Herodotos nos juran que son ellos los que si saben como va el curso de los acontecimientos, 20, 30, 500 o cada habitante del territorio nacional por ponerle un límite geográfico a la conjetura?
No hay más verdad que afirmar que sigue siendo un lujo de seres omnipresentes la verdad. El terreno que nos queda es la aproximación y la duda. El mismo Herodoto bien dijo que la Historia es el resultado del recuento de los celos humanos!

lunes, 5 de julio de 2010

La pertenencia como Patrimonio cultural en Costa Rica





¿ Qué es la cultura?

¿Un grupo de prácticas derivadas de la educación o su remanente patrimonial?

En la actualidad sabemos que todas las disciplinas conformadas por medio de sus practicas, resultan en cultura.
Podemos hablar entonces que existe una cultura económica, una cultura agrícola, una cultura deportiva, una cultura ganadera, una cultura de transportes, una cultura popular etc.
La cultura en la actualidad es vista como el resultado de las prácticas y del sedimento que se recoge a través de los usos y modos humanos en una localidad. La cultura es cultivo y por lo tanto es la suma del hacer y recoger el patrimonio sea este tangible como intangible. ¿Sigue siendo pertinente hablar de un Ministerio de Cultura? ¿O sería mejor hablar de un Ministerio de Cultura artística? No hay duda de que las artes y los oficios en tanto representaciones que provocan e innovan, son los que proyectan la identidad de un lugar hacia el futuro y por lo tanto los que demarcan la idiosincrasia, del griego, temperamento particular, tanto en el rasgo como en el pensamiento. Pero esto no sucede en solitario, no de manera aislada. La cultura del arte se manifiesta siempre de la mano de otras culturas porque es la expresión viva de la red social. No hay desarrollo cultural si no hay desarrollo de culturas populares y no hay desarrollo social sin cultura educativa y menos desarrollo del ingenio sin una sociedad que provoque una cultura del ingenio como resultado de la mezcla de culturas etc.
¿ Qué es cultura? Una perla, hecha a capas por el tiempo y la práctica de muchos. Eso es lo importante. La cultura es humanidad no sujeto, es solidaridad no idolatría, es tierra labrada del modo puriscaleño, red lanzada con la particularidad de los golfiteños, poesía creada de la manera turrialbeña y también culto al burocratismo de los josefinos.
La ruta del Patrimonio Cultural


¿Qué heredamos los costarricenses como patrimonio cultural? ¿Sabemos lo que es un patrimonio, pero un patrimonio cultural, lo valoramos realmente?

El patrimonio es mucho más de lo que va quedando generación tras generación, en los baúles de los museos, demolición tras demolición, de las casas de adobe, edificios de piedra, cal y argamasa, de las iglesias con todas sus pinturas, candelabros y trabajos artesanales.

El patrimonio es también la suma de lo que heredamos en nuestras familias, desde un rosario hasta una extensión de tierra. A las personas mayores se les suele quitar el patrimonio a cambio de firmas contrariadas y abusos de poder.

Son muchos los que dilapidan el patrimonio antes que descubrir su valor auténtico. Otros lo niegan en un acto extraño de soberbia generacional. Cuidar del patrimonio muchas veces se vuelve un deber que agota, como todo exceso, no es bueno vivir solo del pasado… pero el patrimonio que no es tangible, el patrimonio cultural de los pueblos es otra cosa. Se parece más a una red que a un objeto, porque es el resultado del hacer humano en un lugar, y que por lo tanto, lo identifica. Puede ser patrimonio cultural un grupo de árboles, un libro, un culto como la romería, un trabajo como el de los picapedreros, una historia, un recorrido como el de las antiguas rutas coloniales, una comida, una manera de hacer algo como la bebida de agua de sapo en el caribe o las retahílas en Guanacaste.

El patrimonio cultural de un lugar es su arte, su huella en el camino, su intangible herencia al ir haciendo idiosincrasia, e identidad de pueblo. Es nuestro deber cuidar de esta ruta de identidad y hacerla visible para las futuras generaciones como un generoso regalo que los ticos, en este caso, damos al futuro, para que los que vienen no se encuentren solo con los recuerdos de las demoliciones, de lo que fue y ya no está, sino de lo que sigue estando, de la ruta que se sigue caminando, como se caminó en la antigüedad dando origen a nuestra identidad. Invaluable asiento donde descansar la autoestima, para seguir de nuevo haciendo huella con la alegría de pertenecer.

viernes, 28 de mayo de 2010

El despojo

Cuando hay guerra y piratería sucede que existe la presa, el botín del vencedor.

Cuando hay mamíferos sucede que existe la asadura, el vientre, la cabeza y las patas de las reses muertas.

Cuando hay aves sucede que quedan los alones, la molleja, las patas, el pescuezo y la cabeza de las aves muertas.

Cuando hay piedras sucede que existe lo que se le extrae a los minerales de una vena o filón.


Cuando hay humanos comiendo sucede que se trata de las sobras o residuos que quedan en la mesa de la comida.

Cuando hay humanos viviendo sucede que existe aquello que se ha perdido por el tiempo, por la muerte u otros accidentes.
La vida es despojo, de la muerte. La hermosura es despojo, del tiempo, dicen algunos.

Cuando hay humanos deseando tener más poder que otros sucede que existen los despojos de la dignidad, de la prudencia de la templanza y la buena fe.
Cuando hay humanos batallando por tener siempre más de lo que se merecen, sucede que existen los despojos de lo arrebatado como prueba de la avaricia y de la ignorancia de los sátrapas que corren a ocultar los despojos de sus víctimas debajo de la alfombra del supuesto éxito de sus embajadas.
Pero el despojo sigue mostrando sus blancos huesos a quien quiera mirar el abuso y se convierte en el símbolo de lo que alguna vez fue y ya no es.
El despojo entonces se torna el envoltorio para que nos detengamos y veamos dentro de él al corazón más antiguo. El que es, rutilante y precioso en su humildad y sabe cual son los verdaderos despojos que van quedando en el camino: los que siguen negociando con los botines de los piratas.
3000 años y podemos seguir viéndolos como llegan, asaltan y contaminan en la ignorancia y la vanidad de los que están cerca.

sábado, 1 de mayo de 2010

¿ Trabajolium u ocupación ? Con el mazo dando y a nadie rogando...


Con el mazo dando y a nadie rogando.

Pareciera que nos vamos convirtiendo en sociedades que, aunque siguen necesitando de mano de obra, no muchos están dispuestos a darla a cambio de un salario mínimo, y menos rogarle a Dios por un futuro mejor cuando se le da repetidamente al mazo.

El trabajo no necesariamente es una ocupación, aunque ocupe la mayoría de los días de nuestra vida, puede convertirnos más bien en humanos desocupados. Ojalá los trabajos nos ocuparan a todos realmente y a cambio nos generaran salarios dignos, lejos de la esclavitud y la dependencia primitiva.

Todo nos hace pensar que vamos hacia sociedades donde nos ocuparemos y ganaremos según nuestros talentos y habilidades, (Platón) manteniéndonos más fieles a nosotros mismos y a nuestros deseos realizados, lo que ahorraría mucho dinero a los estados en medicinas y psicotrópicos, pero, mientras esto pasa, el trabajo sigue siendo para muchos una tortura, una marca diaria en la tarjeta de la desocupación espiritual o una locura por falta de oportunidades laborales.

¿Que esperar al final de los años de darle a un mazo sin la esperanza de una realidad más feliz? Pues la vejez. Así de feo. Pasamos entonces a ser usuarios de los seguros sociales, de los terapeutas, de los médicos etc. Y no oímos por ningún lado una respuesta que nos nutra el alma.
Nadie nos dice donde queda el camino, donde se inicia el trabajo que debimos haber iniciado mucho tiempo atrás, hacia adentro, hacia la casa interna que nos contiene.
Si antes la iglesia era el lugar donde sentirnos parte del templo de la sabiduría, ya no recurrimos a ella y entonces, las culpas sin perdón, invaden los aposentos de la conciencia, libre de la ocupación del mazo con todas sus enfermedades. Ocúpate en vez de preocuparte, dice el refrán,
Pero hacer lo que se quiere tiene el precio de las estratificación social. Solo la educación nos enseña que hay muchas ocupaciones oficiosas gratuitas como saber sembrar, cuidar de la tierra y de los semejantes, devolviéndonos al inicio del origen del trabajo, cuando se daba de manera natural cuidar, sembrar y cosechar, y todavía no se le llamaba del Latín Trabajolium: castigo que se le aplicaba a lo esclavos de sobrecarga de trabajo, dando origen a la idea de trabajo como castigo y como desigualdad entre ricos y pobres. Una vez más el abuso condicionando a la mente.

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domingo, 18 de abril de 2010

Maestr@ de Obras



Se necesita una clase sobre como construir casas en los colegios.

El cuento de los tres cerditos es magnífico como metáfora para el aprendizaje. A pesar de las diferencias entre cada casa, se muestra que todas son reflejo del que las habita y así es la suerte también con el lobo.
Se necesita aprender a construir casas

Para construir una casa se necesita participar en cada parte de su evolución. Se puede contratar a quien haga lo mismo, pero en el caso de que se quiera ahorrar al máximo y estar en el campo de acción, no se puede dejar de trabajar en equipo. Es en ese momento que nos acordamos de todo lo que estudiamos en el colegio y en nuestra propia casa. Desde como debe estar la tierra, como se manejan las aguas, que materiales van y con qué otros. Cuanto de grande y altas deben ser las paredes y que se le puede poner al piso y a la cocina, entre muchas otras cosas que nuestra personalidad valora.

Si salimos afuera pensamos de que tamaño son mejor las ventanas y el cielo raso y se entramos nos focalizamos en donde ponemos el lavatorio y la ducha… todo esto lo menciono para decir que la casa es el reflejo de lo que sabemos de la vida.
Cada mueble, cada esquina, cada división interna, nos devuelve el gasto, la inteligencia y la forma de ser de quien la construye.
No es necesario un gran arquitecto. Todos somos ya un poco arquitectos si salimos del bachillerato. No es necesario un decorador porque todos somos ya decoradores en el fondo del alma. Pero la casa si necesita planos y muchos permisos que es decir dinero y paciencia. El resto es trabajo y cuido.
Precisamente así es la vida y por eso sería una excelente idea enseñar a construir casas como materia en los colegios. Una gran metáfora para los estudiantes y una gran lección para la sociedad.
Piedra sobre piedra real es que se construye cualquier sueño, los otros son discursos de parque.
Hay que despertar y sacar al maestro de obras que llevamos dentro!

domingo, 28 de marzo de 2010

El decrecimiento: conciencia de lo finito de los recursos.

Serge Latouche, renombrado economista francés lleva ya varios años teorizando y pronunciado conferencias sobre el Decrecimiento.
La teoria -Por una sociedad en decrecimiento- pretende contrarrestar la desenfrenada carrera del sistema capitalista consumista que sigue presumiendo un mundo infinito, cuando claramente sabemos que los recursos son finitos. Por lo tanto el crecimiento a dejado de ser la manera para administrar la satisfacción de las necesidades humanas. Todo lo contrario en vez de satisfacer, produce más necesidades. Tanto desde el punto de vista individual psicológico, como del social y político.
El crecimiento ha devorado la economía y hemos pasado de ser una sociedad con crecimiento a una sociedad de crecimiento' dice Latouche , señalando al mercado como el que gobierna los misterios poéticos de la ecónomía, con la consecuencia nefasta de devorar los recursos del planeta, claramente expuestos en sus limitaciones, en los últimos años alrededor de la conciencia creada con el cambio climático, con la consecuente dificultad para alimentar y educar a la mayor parte de los humanos por un lado, y por el otro, con la dificultad para sanar el exceso de alimentación y las enfermedades derivadas del consumo, tanto físicas como mentales.
Según Latouche los fundamentos de la sociedad del crecimiento son la publicidad, la obsolescencia programada [caducidad programada de los productos] y el crédito.
Ciudadanos deudores consumidores de productos siempre temporales.
En eso nos ha convertido el crecimiento global por el camino del capital, sistema que imaginó un cuento donde la acumulación de ganancias compraba la inmortalidad. Donde a cambio de la acumulación de pecados ahora se obtiene la acumulación de puntos en una eterna tarjeta de crédito, que simula al sujeto siempre deudor de un paraíso perdido.
¿Decrecimiento como utopía o necesidad? Personalmente considero a la utopía siempre una necesidad de reemplazo. Cuando el motor de un auto se empieza a calentar, hay que apagarlo un buen rato y disfrutar mientras tanto de otros recursos en el camino, que generalmente nos vienen de manera gratuita, como la tolerancia y el encuentro con la paz, estado que dista mucho de la satisfacción de los apetitos provocados por la ansiedad consumista. En todo caso, el decrecimiento es un cambio de focalización del crecimiento. Decrecimiento en un lado para que exista crecimiento en otro.

sábado, 20 de marzo de 2010

La casa encantada de la enseñanza pública.




La casa encantada de la enseñanza pública.

Nunca me consideré una persona brillante. Menos una nerd, como oigo que dicen por ahí los que no conocen muchas palabras castellanas. Pero sí determinada con mi vocación. Desde la escuela decidí que iba a ser escritora y hoy me veo, aparte de otros oficios, escribiendo con la misma voluntad y pasión de quien encontró el camino para expresarse y para dar. Felizmente las palabras son una ruta que no pasa de moda entre otras profesiones. Cambia el soporte pero todos necesitamos comunicar lo que la mente fabrica.
Y no fue precisamente en el colegio donde me enseñaron a focalizarme y apasionarme por mi carrera. Fue en mi casa donde aprendí cierto método para construir mi mundo. Un método que terminé de construir por mi cuenta en la universidad y la vida. Donde descubrí que igual validez poseía la ciencia como el arte, en la percepción y en la conformación ideológica del entorno para hacer novelas ¡Igual se trata de certezas no de verdades! Es decir, para construir proyectos y materializarlos con mi propia disciplina y esfuerzo.
¡Sí, también existe el emprendedurizmo artístico, no solo el tecnológico o el comercial y me atrevo a decir que es más antiguo!
La verdad es que el país no me ha dado mucho más en este sentido. Me ha dado casa, escenarios y afectos, pero escasa validación a mi trabajo. Cero comentarios. Cero inclusiones. Pienso que así pasa con muchas personas independientes focalizadas solo en sus oficios. Pero pasa aun peor con todos los jóvenes que no cuentan con el apoyo de una familia que los eduque en la vocación, paralelamente al precario proceso escolar que discurrimos, donde todo el talento se ve transformado en un sueño de juventud anterior a los embarazos y al trabajo.
Llevan las de perder todos los niños que no encontrarán cauce para su expresión, porque el dinero marca la diferencia. Así las cosas, ya deberían las universidades privadas ir haciendo escuelas primarias y los colcenter parbularios. Porque la enseñanza pública parece seguir siendo una casa encantada.

lunes, 15 de marzo de 2010

ANONIMO DEL CAIRO

Ni la música Seedi con todas sus ondulantes hipotenusas femeninas, ni el temblor de la piel raptada por tambores y panderetas, ni las faldas girando como trompos, desafían en la gran ciudad del Cairo, al poder de la antiquísima lengua de agua llamada El Nilo. Tampoco el mercado Khan El-Khalili con sus callejuelas repletas de tiendas administradas siempre por
Mohamed, alias el mejor precio, y los anticuarios de impactante acento decimonónico británico, junto a los cafés olorosos a chai con hierbabuena y pipas aromáticas.
El río Nilo, hundido milenariamente a la tierra, peleando su territorio con el desierto, es la firma de la vida para el Cairo y para todas las ciudades cercanas a su abono ahora y siempre. El río es la ruta entre el pasado y el presente, entre los 4mil años a.c. y los 2mil años d.c. que le recorren limando las piedrillas del desierto entre centenares de dioses, cantos sacerdotales a la inmortalidad, guerras y alianzas entre el alto y el bajo Egipto, entre la tierra negra y la tierra roja, entre la flor de loto y el papiro, como lo representa a la perfección el jardín del museo del Cairo, coronando a los faraones como dioses y a los dioses como faraones, en una larga secuencia de la humanidad que la presente era, no puede revivir a conciencia, por su intensidad y por la ignorancia. ¿De cuanto nos hemos perdido los occidentales por no reconstruir la historia como se debe?
¿Cuantas lecciones hemos olvidado al no recordar los ojos del rey Hor viéndonos desde sus 3700 años de antigüedad más íntimos y cercanos que los ojos de Mel Gibson grabados en celuloide?
No recordamos porque no sabemos, porque no nos educamos y nadie nos educa. ¿Cómo saber que se pescaba con arpón, de pie sobre sandalias de esparto, equilibrando el peso de la tabla
tatarabuela de la de surf, acompañados por los hipopótamos que también pescaban, entre los papiros, los lagartos que esperaban a sus presas y los gansos rayando el cielo en su huída al mediterráneo, mientras los enamorados se deseaban imaginando sus cuerpos barnizados por el aceite de sándalo, protegidos de los zancudos por los abanicos de plumas de avestruz que batían sus esclavos, mientras los campesinos segaban el trigo de la ribera, picaban piedra caliza y secaban dátiles?
Menos aún recordar que estas viejas alianzas son las alianzas de siempre. Las que constituyen la vida de los imperios hasta en el 2006 d.c.
Cincuenta, cien, doscientos o trescientos años como promedio de duración de las casas imperiales, las que constituyen las disnastías. Ramses II reinó durante 66 años y tubo 90 hijos pero ninguno le llegó a la talla, así que los siguientes nueve reyes tomaron su mismo nombre prestado para preservar con el la gloria del trono y la inmortalidad. De allí el templo de Karnak gigantesco complejo de templos (caben cuatro Baticanos dicen) en el que se invirtieron la módica cifra de 2000 años para su construcción, con los consiguientes movimientos humanos de vida y muerte de pueblos enteros esclavizados, aferrados a la mueca del faraón quien sentado en su cetro áureo, pisaba de manera simbólica con sus pies a sus enemigos, pintados en posición de vasallos, con detalle de raza y tribu en los taburetes. La sumisión era el pan de cada día y la iconografía la propaganda que aseguraba a los vencedores los botines de guerra. Tierras, mujeres, mano de obra para las pirámides, todo complacía al Dios Faraón. Y en el caso de ser reina como Hatshepsut, pues una nueva diosa la justificaba en su mandato, mientras cabalgaba buscando plantas para su jardín exótico. Después, al final de los imperios llegaban los venenos, los saqueos, las destrucciones he incendios de para no dejar señal de lo vivido. Incluidos los dioses que eran suplantados por otros, más a doc de los vencedores. De esto no se escapan moros ni cristianos. Persas, griegos, romanos. Franceses, ingleses, españoles. Aztecas, chibchas, e incas.
Hasta la actualidad los imperios trafican con sus naves por las mismas corrientes de los ríos de la vida. Los que llevan poder, los que llevan alimento, los que devuelven oro, enfermedad o acciones petroleras. Los que bañan las tierras prometidas y las hacen fértiles para Caín el pastor o para Abel el cazador, según sea la bandera de la tribu y el tiempo que avecina. Todos convocan al halcón Horus para sus guerras, todos desean sojuzgar a los extraños que no son de su pueblo y destruir sus símbolos para poner sobre las ruinas los nuevamente legítimos.
Ni la fortaleza de Saladino, ni Abu Simbel, ni el misterio de las pirámides desafían al poder de este río que cobija la antigua pulsión de la muerte, del combate y de la sobrevivencia. A sus orillas se tejió lo demás. El mercado y el tráfico del querer y del poder. El de la pobreza, la avaricia y la injusticia. Después vinieron las leyes como un anexo divino.
Ya hasta la misma agua que se navega tiene su peso en oro en el mercado actual. ¡Cual nuevo faraón querrá ser el propietario auto designado de los Nilos del mundo? ¿Quién está abriendo la jaula del halcón en este momento?

miércoles, 3 de marzo de 2010

La Metáfora de la educación

LA METAFORA DE LA EDUCACION

La escuela, el colegio, la universidad. El resto va por nuestra cuenta.
Hibridez, globalización, modernización, universalización. Palabras que silban entre los dientes de muchos educadores, adeptos a la nueva ola lanzada a la playa de la postmodernidad costarricense, donde se bañan teóricos, intelectuales y líderes políticos entre otros, sin saber muy bien si se trata de nadar, sumergirse en su espuma, saltar, surfear o simplemente enjuagarse en la zona de las palabras de moda.
El caso es hablar con las palabras que tocan: las que terminan en “ción” o en “aria”. Pero ¿quién sabe realmente cuál es el sentido de estas palabras y lo que es más, sabiendo el sentido, si son apropiadas para el tema, para el pedazo de realidad a las que se están adecuando? No olvidemos que al escoger una metáfora cortamos el queque de la realidad –epistemológicamente hablando– quedándonos con una tajada tan solo. Y es a partir de esa tajada que seguimos elaborando el resto.
Cuando se habla de educación usualmente se habla también de modernización, actualización, globalización. Palabras huecas. No hay otra metáfora para la educación que la vida. Como la vida –la de carne, vísceras y sentidos– es la metáfora de la educación. Original y copia se retroalimentan en aras de moldear mejores seres humanos.
Vida y conocimiento. La educación no es otra cosa más que, reflexión, reproducción, representación de la práctica del vivir, donde los estudiantes deben reinventar el mundo y los profesores también. Donde cada día, con la suma de informaciones, concretas y abstractas, parciales y generales, reelaboramos nuestra postura vital y asumimos las elecciones correspondientes. Algo muy simple y al mismo tiempo muy complicado como es el principio filosófico de todas las cosas.
Si la metáfora es la vida, su instrumento es el conocimiento. Por lo tanto si no conozco la vida no educo y no me educo. Si conozco la vida, la plural y la particular. El movimiento externo y el movimiento interno de las cosas, mi camino será claro, mi aprendizaje intenso y duradero, pero si no conozco la vida, si niego el movimiento, el protocolo de lo vivo en todas sus
manifestaciones, el camino será engañoso, lleno de palabras y pocos resultados duraderos. Será un simple camino para un fin y no un camino en sí mismo. La metáfora del camino es muy antigua pero muy ilustrativa. Un punto de partida y un punto de llegada y en medio una línea.
Si recordamos todas las historias acerca de caminos, lo importante de ellas se encuentra en la línea. No en el principio ni en el fin.
Hace unos días me sorprendí cuando el director del colegio donde estudia mi hijo decía que lo importante no era asistir o no al colegio. Lo importante era la vida. Las elecciones que vayamos haciendo a lo largo del camino son las que nos darán una vida particular. El director no había dicho nada nuevo, pero el grado de empatía y de sinceridad con el que usó la metáfora humana de la educación, creo que sirvió más que dos horas de discurso lleno de palabras especializadas. Y no me refiero a manipulación de grupos de jóvenes. Me refiero a que creo fervientemente que una educación sin sentido de libertad, de conciencia individual, en medio del ruido, no tiene sentido más que el básico de comer para llenar un estómago. El mismo que tiene usar palabras socialmente de moda, entelequias ideológicas de los ochentas,
noventas, para tratar los temas cálidos de nuestro ser.
Hacer personas. Educar es hacer personas más allá de sujetos o sujetas que funcionen laboralmente, que se laven los dientes, hagan familias y reproduzcan todos los vicios y virtudes de nuestra sociedad que sigue siendo muy nuestra, muy específica a pesar de la globalización y sus curiosos productos; como es el hecho del alto índice de criminalidad y delincuencia urbana –entre asaltos y tráfico de drogas– incontroladas por la policía en
las zonas más frecuentadas de San José, y el número siempre presente de maternidad adolescente muy característico de nuestro ser colonial. Educar es ser persona para hacer personas. Más que dar una clase, planear una estrategia educativa o una nueva metodología, el que educa tiene que saber primero quien es, y en que consiste su vida. Para luego poder emprender la hermenéutica de la colectividad con un polo a tierra seguro y comprensivo.
¿Cúanta gente dedicada a la educación no se encuentra en la ignorancia más grande relativa a su propia humanidad? ¿Cómo se puede educar dando palos de ciego, jugando a que se conoce sin conocer? ¿Cómo hacer metáforas de algo desconocido, cómo trasmitirlas si ni siquiera nos hemos podido construirnos como personas? ¿Si nadie nos ha enseñado a hacerlo? Volvemos al cuento de la serpiente que se muerde la cola. Que siempre es mejor que el cuento de la serpiente terca que se muerde la cola.
¿Educarnos para qué? ¿Para cumplir con un protocolo social? Para aprender un oficio que nos mantenga? ¿Para mantener los niveles propios de la globalización?
No. Educarnos para la vida que es decir todo: lo social, lo económico, lo técnico, lo biocircundante; pero también lo comprensivo, lo integrador.
Lo que sistematiza el goce de estar vivos, de ser personas actuantes, protagonistas en ejercicio de su libertad en las esferas privadas y públicas de sus vidas.
Es la mejor metáfora, la más simple y la más difícil. Ya que educar va paralelo a vivir, y que a veces la vida no da para más cuentas que los números, comprometámonos con esa parte de nuestras vidas destinada para ello colectivamente. La escuela, el colegio, la universidad. El resto va por nuestra cuenta. Pero esa es otra metáfora. La de la serpiente terca que se muerde la cola mientras busca el equilibrio entre la responsabilidad y la libertad

lunes, 15 de febrero de 2010

Costa Rica. La mezcla como cultura: Del identiticos a la nueva cultura del Oikos.


La mezcla como cultura: Del identiticos a la nueva cultura del Oikos.

“Esto es un arroz con mango", decimos los costarricenses cuando nos referimos a un enredo, a cosas que no se mezclan y por error están revueltas. Pues, aunque parezca paradójico, en la actualidad, la cultura en Costa Rica mantiene su perfil de "arroz con mango". Del guaro, al vino. Del fumado, al no tabaco. Del abdomen abultado y la gorda billetera, al culto por el spinning. Del silencioso envejecimiento familiar, a los 87 años como promedio de vida actual, al viagra y los grupos de tercera edad en el 2009.

Y es que la mezcla de este arroz con mango, aunque no sea apolínea, puede llegar a ser muy beneficiosa para la cultura de un país, que ya de por sí alberga un 35% de ADN europeo, un 25% de ADN indígena y un 5% de ADN afrodescendiente. Los ticos somos mezcla desde el alma, cristiana, liberal, con excepción de las minorías indígenas, protestantes, bautistas, ateas, hasta el cuerpo, pequeño, grande, achinado, moreno, flaco, turgente, piernicorto y bigotón u ojiazul y dientes de coco. Lo que importa es la mezcla. Mezcla de microclimas, de dosis políticas, de dosis económicas. Un poco de esto con un poco de aquello es mejor que mucho de una sola cosa, pareciera resumir la filosofía del "pura vida" cultural que hamacamos entre las mañanas luminosas o de aguacero, siempre con un "ahorita mismo", a punto de salirse de la boca de la contraparte social, aunque no se cumpla el verbo y se disfrute más del talento para mantener el espectáculo del "pura vida". Vitalista y despreocupada consigna cultural.

País pequeño y mimado en su clima, lejano de virreinatos, proclama en 1864 la enseñanza gratuita, impulsando la educación, mucho antes que otros países, como una ruta para la construcción de la nación actual. La abolición del ejército en 1948 refuerza esta ruta, de la mano de una democracia asaltada a veces en el camino.

Educadores recorren el territorio creando escuelas y colegios, al tiempo que se consolida el bipartidismo tradicional y el imaginario de la blanquitud, que llega a resquebrajarse en la actualidad gracias a los medios de comunicación, a los intereses transnacionales y a los emergentes grupos civiles y políticos. Internet democratiza aún más la información. Se crean páginas web culturales, informativas y políticas. También se compran cientos de celulares diarios para una generación de jóvenes maniáticos de la comunicación vacua, desinteresados del acontecer diario. Las meganoticias de los íconos de la industria del espectáculo, los programas para triunfar por cualquier locura, inundan la televisión, al igual que en el resto del mundo. Lo económico mundial va tejiendo la trama sobre la que se cosen las manifestaciones culturales, al mismo tiempo que las iniciativas de reivindicación local, por parte de instituciones independientes y ciertos sectores del Estado, toman interés por el rescate de íconos históricos y tradiciones.

En la actualidad gran parte de la población de los jóvenes costarricenses sueñan con vivir en Guanacaste, provincia con grandes inversiones estadounidenses y en donde nuestro astronauta Frankling Chang ha construido un laboratorio para la elaboración de motores impulsados por plasma. La idea es vivir en Costa Rica, porque vale la pena, con su fresquito de papaya, sus baches en las carreteras, su inseguridad ciudadana, su sistema judicial con una sala cuarta colmada de leyes, políticos con causas penales pendientes, y abogados de políticos, como una muestra de la vida democrática, ganando en dólares, comiendo colones y teniendo a toda la familia cerca para mimarse. Pero esto es para los que pueden cenar sushi y no para los que sufren el desempleo, la paga de una pensión del Estado, o la espera en un seguro social único por ser universal, pero desfasado en sus necesidades de atender a una población que ya va por los cuatro millones y medio de personas.

La cultura del labriego sencillo, privilegiado en su fundacional red social, ahora se mezcla con los atropellos de la red global del narcotráfico y la trata de personas, dejando atrás el "arroz con mango" inicial. Costa Rica ha empezado a jugar en las grandes ligas de las tensiones bipolares. Es el momento de incluir en la receta de la mixtura cartas políticas nuevas. Posiciones culturales que tienen que ir más allá del "pura vida", espectacularmente estabilizador, pero invisibilizador de nuestros vicios identitarios, como el relativismo conductual o el cinismo legal, y que contengan tanto a los buscadores de un nuevo humanismo iberoamericano, porque la lengua nos sigue hermanando y sosteniendo, como a los seguidores del nuevo capitalismo social, hijo arrepentido del capitalismo salvaje.

Una vicepresidenta se formula como posible próxima presidenta del país. Más del 50% de las parejas no se casan y el Instituto sobre Masculinidad crece en sus logros y necesidades. Ya no saludamos a desconocidos en los bares porque nos pueden asaltar, pero seguimos reacios a que nos cambien el paisaje de la paz y el día del desfile de la independencia.

Una última mixtura se suma a la receta. El paisaje que nos heredó Gea es ahora un valor agregado. Validamos públicamente su despensa de agua, aire, tierra y biodiversidad (el 6% del planeta) retroalimentándonos la identidad y la pertenencia.

Esta cultura de la integración de la naturaleza, con la urbe, como un oikos antiguo, nos da la posibilidad de dejar de ser periferia para pasar a ser centro de interés. Una nueva conciencia biocultural aporta ahora su propio paisaje a la cultura del pacífico tico, enriqueciendo su vocación de civil americano.

Como parte de esta nueva conciencia biocultural, me surgen dos ideas para implementar, en aras de aportar al desarrollo de nuestra sociedad. A continuación expongo brevemente sus rutas:

Proyecto Identiticos:

Llamo Identiticos a ese espacio imaginado donde todos nos sentimos ticos, igualititos supuestamente, respondiendo en fluida concordancia, a esa arroz con mango que antes mencioné. A esa integración de aspectos del oikos cultural también antes mencionado.

Identiticos es nuestra identidad creando identidad. Identiticos es nuestra pertenencia creando pertenencia en suceso permanente de espejos, que se encuentran en la memoria y en el olvido colectivo, proponiendo nuevas metáforas, modelos sociales y artísticos para seguir siendo identiticos.

Un programa que registre este suceso multitudinario y multisignificativo, de nuestra cultura, (mostrar lo que somos, no lo que nos dicen que tenemos que decir que somos o lo que decimos ser y no somos) considero que aportaría en mucho a la autoestima social que necesita la Costa Rica de hoy, de cara a que el ingenio, tan necesario para superar el pasivo rol del consumidor en crisis, se gesta con confianza y en un espacio mínimamente seguro, por verdadero, para así producir a su vez, modelos verdaderos a futuro y no meras idealizaciones ideológicas.

Proyecto Cultura del oikos:

Cultura de la integración. Cultura del oikos, llamaría yo a una posible política cultural costarricense, que valore en la actualidad, la integración de la producción humana como bien social, junto a la producción de la naturaleza en una relación simbiótica, dinámica, por necesaria. Hecho que sumado a la actual crisis ética y económica, hace que sectores como el industrial y el económico, vuelvan a ver al sector de los bienes culturales, como un grupo productivo con posibilidades de inversión para el futuro, en donde la invención, la creatividad y el espíritu emprendedor artístico, tradicionalmente vistos como invisibles, e intangibles, carentes de valor de mercado, se transforman ahora; y así se empieza a gestar desde fundaciones internacionales, apoyadas por los estados con las diferentes becas y aportes, como también por la responsabilidad social de las empresas privadas, en objetivos, en centros gestantes, a donde desplazar recursos que respalden el bien común, el bien patrimonial y arquetipal del pueblo, como una vacuna, una vigilante identitaria, ante la tendencia a globalizar los usos y costumbres de las gentes en las políticas económicas capitalistas. Tendríamos que poner atención a la marcación de límites claros entre industria cultural y cultura artística de un centro poblacional, ya que es muy posible que una política débil ante los intereses comerciales que observan cualquier fenómeno como producto para ser vendido, confunda el panorama. No obstante cada día observamos con más claridad, la imponderable necesidad de integrar, de fusionar la cultura económica, con la cultura artística, como resultado de la educación, de los valores y del espíritu de un lugar. Así que lo económico, lo artístico como lo espiritual, lo social y biológico, conforman este oikos que nos nutre y del cual debemos cuidar.

El enfoque a una cultura integrativa de todos estos aspectos antes citados, que llamo oikos, considero que movilizaría muchos recursos humanos actualmente pasivos, armonizando las carencias específicas, por falta de enlaces, para aumentar el grado de conciencia sobre la identidad.

Ambos instrumentos de trabajo, considero que aportarían herramientas tanto conceptuales como productivas, para el desarrollo de rutas a seguir, basadas en el bien común de la sociedad nacional, de cara a un futuro incluyente, transparente, asertivo y extraordinariamente creativo.

sábado, 30 de enero de 2010

No olvidemos a quien en lugar de un puente nos da un tornillo.

 

Después de ver el documental EL SANTO FRAUDE, sobre el hecho histórico recién acontecido en Costa Rica. Me refiero al  Referendum para la aprobación o no del TLC, me sorprendí con mi capacidad de olvido. ¡Hijole pensé! ¡Si todo esto acaba de pasar y ya ni me acordaba! Pero pasó y es necesario recordarlo como una muestra de las debilidades de un sistema democrático que privilegia a unos y engaña a otros. Así que insto a todos los costarricenses, para que no se olviden a la hora de votar. En especial a todos los que participaron en el documental con sus testimonios, para que vayan a votar recordando las promesas, a cambio de sus votos que recibieran por parte de los políticos, en ese momento si era aprobado el TLC. Pues fue aprobado como sabemos, memorandum de por medio, campaña de Oscar Arias de por medio, debilidad del Tribunal de Elecciones de por medio ante los irrespetos a la tregua, alianza con USA de por medio etc… lo importante es que no se olviden:

No se olvide la comunidad del puente ofrecido, cuando en realidad les dieron a cambio un gran tornillo adornado con un lazo no se si era rosado.. No se olvide  el obrero del mes de comida gratis que lo ofrecieron y no llegó a cambio del voto, no se olviden las mujeres de las casas que les ofrecieron y no tiene más que un espacio vacío lleno de monte. No se olviden en las cárceles del precio de los votos, en las fincas, del premio al no despido, en las barrios del miedo gratuito inculcado por los medios de propaganda y no de información de muchos canales… ¡No nos olvidemos de que madera están hechos los políticos! como dijo Kevin Casas con la convicción de quien sabe conseguir una victoria. ¡No nos olvidemos y vayamos a votar!

 

 

 

 

 

sábado, 23 de enero de 2010

El arte de lo chiva y la literatura no premiada


El arte de lo chiva y la literatura no premiada

Los músicos se presentan, dan clases, giran y venden sus productos, los bailarines tienen festivales, colocan funciones, colaboran con el teatro y participan de las ayudas estatales, los pintores hacen exposiciones, tienen marchantes, agentes y galerías que los comercializan. Los actores son contratados y las puestas de teatro venden sus funciones ¿ y los escritores?

Los escritores tienen un premio anual. Eso es todo. Puede que terminen escribiendo guiones para vender, pero si se dedican a la literatura, a lo más que pueden pretender es a ser publicados por alguna editorial que nunca comercializara los libros como debería, estar incluidos en las lecturas educativas, o en el mejor de los casos a ganar el premio de la UNA o el de la ECR o algún otro de bajo presupuesto. Fuera de eso no hay becas para escribir ni soportes estatales para que sean fortalecidos los procesos creativos.

Ser escritora o escritor en Costa Rica sigue siendo  parte de la vieja receta en donde primero se es político, abogado, periodista o rico y viejo que se da el gusto de escribir en los ratos libres.

Pero los escritores y las escritoras, para escribir bien tenemos que vivir, sentir, oler, trabajar la literatura las horas de las horas, para que lo que escribamos sea arte. Verdaderamente arte que prometa mundos nuevos. Lograr tal condición solo es posible como resultado de vivir en un entorno en el que seamos legitimados como oficiosos de un arte serio.

Declarar desierto este año los premios nacionales en cuento y novela ( y aclaro que no tenía obras participando este año), más allá del amiguismo y el nombramiento de jurados débiles curricularmente, es sinónimo del abandono, el desinterés y la ignorancia que se tiene por los escritores nacionales y la historia de los procesos literarios ticos.

 Los medios de comunicación tienen su parte al exaltar el culto al espectáculo farandulero, a las modelos, las parrandas, las situaciones morbosas y chavacanas, que venden las borracheras de fulanito, la ignoracia de sutanito y la belleza de la marqueza, cuando deberían vender la historia de su propio pueblo. En medio de todo esto nos educan a que nos aburramos con los discursos cuando emplean más de tres conceptos, porque solo nos interesan las imágenes chivas, la música chiva, los políticos chivas. El cine, lo audiovisual y la pintura chiva. 

Por lo tanto la literatura, esa hilera de palabras sentidas y expresadas desde lo más profundo de la mente de quien escribe en silencio, se vuelve algo muy escaso  de valor en el mercado de la industria cultural sino es chiva. Por el momento solo cal y nada de arena para los que escribimos en este país. Y si quieren saber que es chiva, cualquier mae puravida lo sabe.