lunes, 2 de mayo de 2016

























 

El rapto sublime. La esfericidad y el Dios total.
- Orígenes del concepto de Globalización-

DORELIA BARAHONA

El rapto sublime

Es muy posible que la idea de rapto como acción que va  más allá (mucho más allá) de “llevarse a la fuerza a alguien con el fin de  someterlo, o negociarlo”, haya tenido sus orígenes en el siglo VI. El maravilloso siglo donde coexistieron personajes tan ilustres como Pitágoras, Confucio, Buda y Lao Tse, entre el resto de los caminantes coetáneos.

En ese momento todavía los dioses, en constante cacería por el universo,  sostenían la costumbre de raptar doncellas mal puestas. De hecho el rapto de Europa por el toro – Zeus, sigue vigilando el sueño de la razón y también los muchos raptos que ha tenido la historia de manos de “bárbaros”. Recordemos a Proserpina. El rapto sigue alimentando hoy por hoy, el ideario racista entre moros, godos, paganos, nómadas, musulmanes, negros, orientales, indios ( todos posibles raptores) y cristianos, romanos, sajones, blancos ( todos posibles víctimas como consecuencia).
Pero la idea de rapto más allá del cuerpo: rapto del yo y el ello, rapto de sí  para sí, similar a un estado inevitable de embriaguez física unida al mismo tiempo a la embriagues mental, es más antigua todavía de lo que Pitágoras o Confucio pensaron, mientras  sistematizaban en sus escuelas los diferentes pasos para lograr sentirse “raptado por el chi’ o la esencia”.
Este rapto de la parte(la sed) hacia el todo(el absoluto) se originó, paradójicamente, entre costumbres “bárbaras”, tribales, que solían manifestar su fusión de nuevo, porque nunca la dieron por perdida del todo con los dioses primordiales, por medio de trances o raptos vividos en el cuerpo - mente, inducidos por sacrificios, música frenética, danzas, borracheras,  drogas, orgías, etc.
“Perezco de sed, dadme a beber el agua de la memoria” dice un  ladrillo sacramental, órfico. (Peter Sloterdijk. Esferas. Ed. Siruela)
Un paso adelante en esta construcción del rapto total, del fragmento que vuelve a  completar la esfera es la meta de estas ceremonias órficas. Más que el simple olvido orgiástico es el recuerdo de la memoria que una vez poseíamos, cuando no éramos fragmentos de una misma forma sino parte de ella. Cuando la palabra orgía  no significaba una francachela sino un éxtasis “religioso” liberador de la rueda de los renacimientos y el recontacto con los poderes de la naturaleza hechos Dios, al igual que lo hicieran las tribus de América precolombina y muchos grupos de diversas prácticas religiosas en la actualidad.
Y es en esta práctica de la catarsis que se daba una síntesis entre intuición religiosa y ciencia racional, síntesis perdida ya hace muchos años para el occidente tradicional.
El mismo anhelo de liberarse de las pasiones, de la muerte  y el vacío, es el que orienta a desear reencender la chispa divina (recordar de nuevo lo que se ha olvidado) en uno. Posteriormente veremos muchos de estos raptos entre los místicos católicos como San Agustín y Santa Teresa quienes literalmente hablan de ellos en sus escritos. Santa Teresa es raptada a pesar de ella misma y apasionadamente “arponeada” por el éxtasis que produce la luz del amor divino.

Pitágoras jerarquizó por primera vez en la historia de occidente, los procedimientos para acceder a estos “raptos”. La síntesis era la armonía unificadora de la música por medio de los números ( los pitagóricos empleaban  la medicina para purgar el cuerpo y la música para purgar el alma, siguiendo la más vieja escuela terapéutica en la que el enfermo, si tenía las cuerdas del alma desafinadas, o muy flojas o muy tensas, era emocionado por una violenta música, danzando hasta el frenesí para caer luego en un sueño reparador, ( preludio de su sanación ) semejante a un rapto provocado por el agotamiento que le devolvería la armonía del uno, o la unicidad armonizada.


Desde no comer carne hasta lograr contemplar la síntesis, la esencia en la armonía de las formas y en  la danza de los números. Deleite y liberación. La ciencia era usada para completar lo eterno.
En aquellos años en que los dioses raptaban de lo que carecían para ser realmente absolutos, la astronomía, la estética, no se diferenciaban en el ejercicio de la razón. La teoría solo era un medio para lograr que los “espectatheoris” se identificaran con la emoción de divina. ciencia es usada para contemplar lo eterno
 Del éxtasis de los ritos, de los primeros raptos  filosóficos al éxtasis del descubrimiento intelectual conciente, entre versos metafísicos y simbolismos fundacionales, hasta alcanzar el concepto actual de teoría donde si se separa la fe y el ingenio, de y la razón, donde el rapto ya ha pasado de moda como forma de conocimiento. Ya que el rapto, tan antiguo como lo humano, implica descontrol, enajenación y hasta locura.

Orígenes del concepto de globalización

Pero antes de que esta inicial función de la teoría se dividiera, fragmentándose, como Marduk desmembrado en la noche cósmica, como cuadrante de ciudadela romana, las primeras ideas sobre la totalidad del mundo y sus diferentes manifestaciones entre los humanos, semejaban verdaderos raptos de intuición intelectual y  adivinación emocional de la realidad, como quien da palos de ciego, circularmente en la arena de las alegorías sobre la incertidumbre y el devenir, al mejor estilo platónico: con un tenue vislumbre de fondo  en la esfera-caverna.
...
Pero aunque no lo queramos el bárbaro interior, (pulsión de  sobrevivencia, entre el  amor- lucha- y la muerte) sigue raptando a la princesa exterior (políticamente, legalmente, científicamente correcta).
Sus raptos siempre nos señalan el abrazo – fusión con la totalidad deseada; el perfil de esa esfera cálida y conocida desde la antigüedad. La misma que simbólicamente hemos construido, polis, tras polis, religión tras religión hasta llegar a la actualidad bajo el nombre, esta vez de:  Globalización.

Y aunque ahora sepamos que los cuerpos celestes son esféricos por la uniformidad, la isotropía del espacio, ausente de direcciones privilegiadas y por el carácter central de sus fuerzas que así lo favorecen, siendo la función de esfericidad su propia estabilidad como objeto; antes, solo sabíamos que la sphaira o bola del mundo y del cielo, ya lo decían Empédocles y  Parménides,  era la forma del Dios  único que trasladaba con su carácter de individualidad-esfericidad a la “inspectio” a su nueva casa de la “circunspectio.
Ya la observación de esta esfera ingénita, figura ecuménica del monocosmos monoteísta, necesita pensarse a la distancia de la polis para hacer teoría, es el momento de  distanciarse de la comunidad al mejor estilo neo platónico. Pensar la esfera significa enajenarse en la inmensidad como una función localizada en su cuerpo físico y para eso es ideal la abadía, el monasterio y las cortes. Y desde allí los pensadores de la esfericidad, de la unicidad y de las proporciones como partes de una totalidad, desde G.Bruno, Vitrubio,  Hegel, a  J. Verne fabrican (a veces son raptados) sus nuevos sistemas relativos a la esférico en el arte, en la ciencia y en la política, siguiendo el movimiento de las nuevas rutas que van recorriendo el globo terráqueo, optimistas en su acción, ya que siempre pensar en la totalidad y no en el fragmento o la parte (lo semejante y lo distinto) da ganancia de plenitud y poder.
Es solo cosa de tiempo para que una nueva ruta se vaya  tejiendo: la red faltante: el sistema esférico del dinero y la comunicación.
La economía global, y la invisible red de la información permanente, terminan de vestir a la esfera con su túnica globalizada.


Constantino entra en Bizancio en el 330 con una esfera en su mano, así como también lo hicieran los señores del papado, sumándole a la esfera una cruz y los emperadores poniéndosela sobre la cabeza. También hubo quienes llevaron la esfera a cuestas como Atlás, y quienes se sentaron sobre ella como el pensador de Rodín o la detuvieron con el pie como San Francisco o La virgen María, quien además la envuelve con su manto.

Después de la sphaira como figura óntica-cultural surge el globo, emancipando su territorio terrenal del territorio estelar, para gloria de los imperios por venir. El globo terreno implica control y poder terreno. Son muchas las muestras de lienzos con esferas en mesas, repisas y anaqueles de los patricios y emperadores. Y aunque  internet  cambiado mucho la parte material de los oficios, todavía hace poco no se era intelectual serio sino se tenía un globo terráqueo sobre la mesa.
Con la sofisticación del poder imperial, que logra mantener la dependencia religiosa, ideológica y económica  montándose sobre la esfera que ya no da la vuelta al sol, sino que es el dinero el que da la vuelta al globo terráqueo, ( Peter Sloterdijk).
El inicio de este movimiento globalizado, de este nuevo rapto de totalidad como teoría para los espectadores y no actores del mundo, que siguen deseando la fusión con el absoluto, se puede ver con los primeros virreinatos y sus claros territorios de asignada periferia, marginalidad e indigencia topográfica.

Lejos del centro, del eje de la antigua esfera tribal cuerpo –mente del absoluto, convertida en un poco de cientos de años después, por filósofos dicotómicos anacoretas,  en un globo demarcado con sellos imperiales (Sur: infierno. Norte: cielo, etc), y luego, en estos días de recuento de la postmodernidad, en un esqueleto de globo envuelto por una burbuja de energía simbólica llamada dinero, que disfraza el centro por islas de tensión ideológica, siempre se es más pobre, y siempre se es, raptado bárbaramente, “como acción de llevarse a la fuerza a alguien con el fin de  someterlo, o negociarlo” por  la horda de las bestias, en el significado más antiguo  que se puede dar a la enajenación y a la perdida de identidad. ¿Hacia donde nos lleva entonces esta nueva teoría de la esfericidad llamada globalización? A la desesferización finalmente.





miércoles, 25 de junio de 2014





                              Bien hecho lo hecho en casa

No tenemos idea de cuanto talento hay en Costa Rica hasta que la Selección Nacional va ganando y entonces todos se hinchan el pecho sintiéndose muy bien de ser ticos. Y es que ya ven, pequeñitos, sin recursos como los otros países del grupo y hemos generado un equipo de primera que juega tu a tu, con los grandes porque en Costa Rica…. si se puede!. Y nos felicitamos por cuanto talento hay tan cerca de nosotros, y de paso nos sentimos más talentosos nosotros en el ejercicio humano de la similitud. Porque todo se pega hasta el talento! Esta probado que vivir entre talentosos genera más talento. Y no tenemos más que detenernos un momento para ver alrededor cuanto talentoso estudiante, artista, diseñador y emprendedor hay muy cerquita de nuestras familias y trabajos. Siempre hay un primo o amiga queriendo montar una tiendita con ropa de diseño propio, o un canal por Internet o un juego electrónico, o un restaurante megano o una comercializadora de mariscos o una tienda en internet de libros, en fin que estamos llenos de talentos que esperan un espaldarazo como lo esta teniendo la sele. Porque el talento sin legitimación, sin consumo, pasa invisibilizado por el resto de nuestros días, como el cuento del vecino que era medio loco pero muy talentoso y murió en el asilo. Sin talento no hay progreso pero sin apoyo al talento menos progreso hay. 
Consumir obras de talentosos ticos es parte de este progreso que evidencia la selección nacional de fútbol. Si, se trata de ver, divulgar, compartir, comprar, adquirir, andar, mostrar y usar productos hechos con talento tico. 
Un indispensable para el crecimiento de Costa Rica actual. Valorar el arte de hacer las cosas bien hechas en casa, es la consigna que toca mientras dejamos la maña de medio hacer las cosas como resabios de la antigua dependencia  de otros mundos y gritamos ¡oeoeoeoa!

martes, 24 de junio de 2014

Isomorfismo del gol


                    
                                          



                                    Isomorfismo del gol

Y me preguntaba porque todo un planeta vive pegado a las pantallas viendo la copa del fútbol más allá de las culturas y las tradiciones de las diferentes regiones de esta  pelota llamada mundo. 
Nada de porque sí y el marketing. No señora, tiene que haber algo más en el subsuelo de las motivaciones humanas, que aporte una emoción de tal envergadura e irrepetible por otros deportes o prácticas, me dije. 
Una gran satisfacción en remanencia aparecía en el camino…así que me pregunté ¿cual sería la causa última para que mujeres y hombres, niños y grandotes siguieran con detalle las jugadas, las vidas, y la historia de sus equipos con la fidelidad que desearan muchos enamorados? En el hospital,  los muelles, el metro, la lancha, el salón de belleza, el aula, el campo, la torre, la celda, en fin en todas partes se desea el gol y se sigue con el corazón en la mano a la selección propia.  
 Procedí a poner en mi memoria la imagen mental de un partido y el recorrido de sus jugadores con la bola, hacia un lado y hacia el otro de la cancha, varias veces, hasta que di con el recuerdo del señor del método; Aristóteles y su idea de mimema. 
No crean, di varios rodeos, entre fagocitos, resonancias pitagóricas y sustratos geológicos, hasta encontrar una tentativa de respuesta, que como siempre fue la más simple, por lo menos para mi. El isomorfismo biológico apareció tan claro como el cielo de junio: allí estaban los jugadores corriendo, ya no como fagocitos detrás de una bacteria, sino como espermatozoides  tras la red-himen que marca la cancha y contiene a la bola ante el insondable hueco inicial con que fue conformado originalmente el fútbol. Un hueco en la tierra, un hueco en la pared, un hueco en  el borde, una red en los dos límites de una matriz origen del mundo, esperando una pelota hecha con vejiga de vaca en el Egipto de Ramses y  la Grecia de Pericles. Cocida y rellena de fibras vegetales en la China antigua y de menor tamaño al de hoy en día en que la bola se certifica, pegada, de piel sintética y de un máximo de 430 gramos de peso. Pero así estaba la escena tan parecida, tan similar a la fertilización de un óvulo, que no pude dejar de sonreír cuando en Internet confirmé el mencionado origen del fútbol como rito egipcio del mito de la fertilidad.
-…¡ Y viene el jugador y logra penetrar la red con la pelota sin resistencia alguna..! – dice la locutora del canal 11 y entonces ya se el porque de que los saltos, los cabezazos,  codazos, caídas y tiros, continúen  elevándose hasta la  nooesfera, como la mejor estrofa del cantar de los cantares, (adornado por los correspondientes controles de la historia de las civilizaciones, como el arbitro y el portero, en tanto los tres poderes y  demás dispositivos anticonceptivos).
El gooolll del embarazo es aplaudido una y otra vez en su destilado isomorfismo biológico y nos enorgullecemos y nos extasiamos en la magia de la humanidad más antigua: el golazo. Porque nos lo metieron o porque lo metimos. Mismo universo mismas leyes, diría  el maestro Aristóteles al pensar en la reproducción humana.  

lunes, 4 de noviembre de 2013

 

 

 

 

                                                             Camposanto

Estoy a oscuras y llueve afuera. Como personaje de la caverna platónica (imaginémonos que estos personajes estaban a oscuras porque era de noche y afuera el mal tiempo reinaba) espero. Espero que la luz atraviese las paredes y me ilumine y defina el material con el que fui hecha y la sustancia que me sostiene en el mundo, pero no llega.

Sigue la oscuridad mientras que afuera los rayos abren el cuerpo de la tierra golpeando en su camino, casas y seres, edificios y aeropuertos, computadoras y teléfonos, en el antiguo ejercicio de poder telúrico que busca acomodar el mundo una y otra vez a imagen y semejanza de nuestros deseos. Antes bosques y ahora redes y tics. Hambre siempre.

Dioses del rayo, de la piedra, del río, del mar, de la montaña, dioses del cielo y las estrellas en constante amenaza, señalamiento y regaño. ¿Por eso nos metimos en cuevas, por eso hicimos altares, por eso sentimos miedo?
Por eso fuimos anidando, hermanando, edificando, abrazo con abrazo, cobijo con cobijo, la idea del amor como un ungüento caliente para el desamparo universal, mientras iban y venían de la cueva nuestros seres queridos abrumados, heridos y cansados.

A oscuras, pero con dioses. A oscuras, pero con el recuerdo de los que no volvieron construimos los pueblos y recordamos las fechas de las partidas y los regresos.

Un pedazo de luz de estrella se cuela ahora por el techo y parece que me habla. Mi corazón revolotea porque recuerda entonces que es parte de ella, de su luz poderosa y cósmica. Entonces sin ninguna explicación filosófica, mi corazón ama la estrella porque su extraordinaria luz le empieza a dar vida a las formas y poco a poco la oscuridad deja de ser total. Como también cesa la lluvia y los animales poco a poco salen de sus refugios.

Y luego salimos nosotros los humanos dispuestos a encender un fuego para agradecer a la diosa estrella el buen tiempo. Cantamos y bailamos hasta el amanecer dispuestos a no volver a la cueva. Y así será por mucho tiempo...

Pero la cueva sigue allí…, y nuestras espaldas lo saben. Saben que parte de la vida es dada a la oscuridad y a los recuerdos. Sin ellos, no escribiríamos poemas ni cantaríamos, ni inventaríamos el fuego, los tamales, el teléfono..., ni por supuesto, pintaríamos las piedras soñando con la luz poniéndoles  por nombre “camposanto”.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Paisajes: El tercer cuerpo


 

 

 


                                         Paisajes: El tercer cuerpo

La Real Academia de la Lengua Española, define al paisaje de la siguiente manera:
1. Extensión de terreno que se ve desde un sitio.
2. Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico.
3 Pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno.

El vocablo paisaje en castellano, fue tomado del francés paysage, conservando el mismo significado: representación gráfica de la geografía y cultura de un país desde el punto de vista de un observador. La etimología del concepto paisaje en inglés (landscape), proviene del vocablo holandés landschap. Éste último pasó a la lengua inglesa, a través de los siglos XVI y XVII, refiriéndose tanto a la apariencia visual de la tierra como a su contenido en términos de significantes identitarios.

Actualmente la idea de paisaje aborda el sistema de interrelaciones conformadas por el medio ambiente, ( oikos) y el  sistema de producción como cadena de bienes y símbolos de poder para conformar  nuestra identidad como habitantes de un lugar.
El paisaje no solo es representación sino que la genera. Como paisanos, payeses,  de un país que es retroalimentado  en su expresión material, morfológica, en tanto resultado de sus prácticas e ideologías.

Ecosistemas agrarios, urbanos, mixtos. Barriadas, fincas, fábricas, centros comerciales, son el resultado de esta huella humana que nos va conformando como un tercer cuerpo, siguiendo la tradición hermeneútica. Huella de memoria individual y colectiva que nos conmueve y nos enmarca el actuar y el soñar.
Los habitantes somos parte del paisaje como el paisaje lo es de nosotros mismos. Un paisaje cargado de almas, como sugieren los chinos y orientales en sus definiciones al respecto. El paisaje es la mirada de un ojo que expresa el espíritu de su tiempo hecho materia.

El paisaje no es un fragmento geográfico es la materialización de la historia humana en su actuar sobre la tierra, sobre los territorios.
Desde la comunidades dedicadas al culto de las estrellas, a las comunidades dedicadas a la explotación de la madera o de los recursos turísticos, allí van quedando las marcas sobre la pelota tierra. A veces feas cicatrices, otras veces maravillosos jardines y salvajes selvas.

¿Qué son los países más que sumas de paisajes cual cuentas del collar  territorial imaginariamente dividido?
Reconocer el paisaje como un tercer cuerpo donde vive el ser humano es parte fundamental de la política, que debería velar por medio de su planificación pública para la conservación de los paisajes patrimoniales y del alma misma de sus paisanos-ciudadanos, más que de los paisajes que necesitan conservar o crear sus inversionistas y socios empresariales. 
De las iglesias con sus plazas como ejes sociales a los malls hay un cambio radical de paradigma.
 ¿Qué es lo que apreciamos al experimentar el paisaje como tercer cuerpo?

sábado, 10 de agosto de 2013

Sirenas del cielo, sirenas de la tierra.




                                    Sirenas del cielo, sirenas de la tierra.

Al final del libro X de La República de Platón, el filósofo nos narra como la vida se conforma alrededor del movimiento de los siete círculos que las esferas generan en correspondencia con la casa del cielo.
Una casa universal cada vez más conocida por los instrumentos que la ciencia viene aportando en el últimos años, dando certeza a la especulación filosófica.

Movimiento circular que explica Platón, es uniforme y en uso, según la falta de necesidad, o más bien, la oportunidad que lo posible alberga mientras elabora el plan de lo contingente ante lo necesario.

Encima de cada uno de estos círculos, dice Platón,  va una sirena que da vueltas también y emite sonidos en el mismo tono de la esfera que corona para sumar entre todas las sirenas un único gran acorde.

La música de las esferas es la música de las sirenas que lanza al cosmos su vibración de resistencia y vida. 
Es la música del cosmos estructurándose y creciendo, sobreviviendo a  su propia necesidad de existir y ser.
Pero no solo se trata de las sirenas coronando las esferas en tanto  personajes femeninos, también Platón nombra a otras tres mujeres. Cada una de ellas está sentada equidistantemente de la otra en su propio trono : se trata de las Parcas, hijas de la Necesidad,  que vestidas de blanco cantan también al son de las sirenas: Láquesis, reina de las cosas del pasado, Cloto reina de las cosas del presente y Átropo, reina de las cosas del futuro.
Las tres cantan los tres tiempos de  todas las cosas para contribuir a escribir la música de las esferas, la que nos sostiene en el vibratorio ejercicio de las matemáticas y los hilos  que nos corresponden en la armoniosa aritmética del buen funcionamiento y por lo tanto de la belleza.
Composición de la vida que une al lenguaje de las vibraciones con el lenguaje de los átomos y este a su vez al lenguaje de las consonantes y las vocales. Se trata de escribir la música de la vida con partículas diferenciadas que nos conforman y nos conmueven según la necesidad de llenar el vacío en medio del vacío. 
Se trata de crear el sentido en medio del caos, de cantar la historia en medio del silencio, de conformar la materia según el baile y el canto de las sirenas acompañadas por los tres reinos temporales, lo únicos que conocemos y que como bien dice Platón son hijas de Némesis,  el blanco ganso que cubre con sus alas la cuna de las estrellas nacientes y cuida los secretos de amor.  La narración de esta historia hilada con magistral ficción filosófica es la explicación  para mi más bella para  entender el origen de la armonía y la idea de belleza como práctica viva en el cosmos.  Belleza que incluye la música interior que por cierto… es la armonía que produce  la buena moral de las almas. 
Así que sería recomendable oír el canto de las sirenas  (a la luz del pensamiento de Eugenio Trías), que llevamos por dentro, aquí en la tierra, para saber el estado vibratorio de nuestra mente - cuerpo y según el resultado armonizar nuestros pasos.

jueves, 25 de julio de 2013

    Mi espíritu es más moderno que tu espíritu.


                         
                           
                                           

Pareciera que en la medida en que las sociedades se alejan de las religiones tradicionales, crece el número de enfermos mentales o de enfermedades mentales registradas como tales. Es una asociación muy aventurada la que hago pero poniéndonos a pensar en la necesidad del ser humano de trascender las imposibilidades de la vida, y sobretodo de limpiar la culpa mediante procesos terciados, como una confesión ante otro o mediante un proceso de depuración penitente, podría tener consecuencias la pérdida de estas prácticas sobre la psiquis. Solemos pagar las culpas y limpiar la contabilidad del alma   en las romerias y en el control impuesto por las reglas que concordamos seguir, al ser creyentes de unos mandamientos sagrados para seguir el camino, la vida.
 
La vida, esa extraordinaria historia que nos toca vivir llena de sufrimiento y pérdida, a partir del nacimiento, necesita sus valbulas de escape y sus procesos de drenaje. Una angustiosa soledad puede llevarnos a la tristeza más profunda. Una derrota, una incapacidad, un miedo atroz, una incertidumbre  constante… La pobreza y el abandono, la riqueza y el carnaval… en fin! Somos seres modelables al entorno y el contagio de las emociones es el pan de cada día en las medios de comunicación, en las campañas electorales, en las modas etc. 
Practicamos el odio y nos contagiamos del odio. Practicamos el amor y nos contagiamos del amor.  
¿Qué sigue ahora? ¿ Que hacemos sin estas prácticas religiosas para sobrellevar sin santos y vírgenes, esta inestable existencia? ¿Las pastillas psiquiátricas? Porque creer que las emociones que antes eran encaminadas por la fe son malas y necesarias de controlar a fuerza de química parece que es el mensaje de las sociedades occidentales.  Por otro lado existe otro mensaje que  contrarresta poco a poco esta pérdida. Se trata de las emergentes prácticas de espiritualidad consciente, donde las personas entablan una relación directa con la espiritualidad y dejan para su propia consciencia la tabla de los diez mandamientos, esta vez relacionados con todo el ecosistema humano, cósmico, como un todo. Meditar, hacer yoga, tai chi, soltar recuerdos, perdonar malas emociones, desapegarse… en fin… un camino más ligero, ¿más a la medida de nuestras posibilidades? Un  camino nuevo, globalizante, planetario apuntando a un futuro social diferente…
Aunque también por ese camino pululan los guías espirituales, los gurus, la estratificación y los vividores de los otros… de nosotros, los sedientos pasajeros de la vida que buscamos el abrazo del alma que perdimos al nacer y que recordamos, emoción tras emoción en un emulador ejercicio de permanencia paradójicamente temporal.
Pero nos vamos, pero morimos, pero no somos ángeles, ni sirenas, ni superhéroes y menos solipsistas en la cumbre de una roca.
Una práctica espiritual a la medida de nuestra actual fragilidad, podría ser una buena propuesta a la hora de  vivir más el presente en la tierra y menos el futuro en los cielos a pesar de su anuncio de eternidad.