viernes, 28 de mayo de 2010

El despojo

Cuando hay guerra y piratería sucede que existe la presa, el botín del vencedor.

Cuando hay mamíferos sucede que existe la asadura, el vientre, la cabeza y las patas de las reses muertas.

Cuando hay aves sucede que quedan los alones, la molleja, las patas, el pescuezo y la cabeza de las aves muertas.

Cuando hay piedras sucede que existe lo que se le extrae a los minerales de una vena o filón.


Cuando hay humanos comiendo sucede que se trata de las sobras o residuos que quedan en la mesa de la comida.

Cuando hay humanos viviendo sucede que existe aquello que se ha perdido por el tiempo, por la muerte u otros accidentes.
La vida es despojo, de la muerte. La hermosura es despojo, del tiempo, dicen algunos.

Cuando hay humanos deseando tener más poder que otros sucede que existen los despojos de la dignidad, de la prudencia de la templanza y la buena fe.
Cuando hay humanos batallando por tener siempre más de lo que se merecen, sucede que existen los despojos de lo arrebatado como prueba de la avaricia y de la ignorancia de los sátrapas que corren a ocultar los despojos de sus víctimas debajo de la alfombra del supuesto éxito de sus embajadas.
Pero el despojo sigue mostrando sus blancos huesos a quien quiera mirar el abuso y se convierte en el símbolo de lo que alguna vez fue y ya no es.
El despojo entonces se torna el envoltorio para que nos detengamos y veamos dentro de él al corazón más antiguo. El que es, rutilante y precioso en su humildad y sabe cual son los verdaderos despojos que van quedando en el camino: los que siguen negociando con los botines de los piratas.
3000 años y podemos seguir viéndolos como llegan, asaltan y contaminan en la ignorancia y la vanidad de los que están cerca.

sábado, 1 de mayo de 2010

¿ Trabajolium u ocupación ? Con el mazo dando y a nadie rogando...


Con el mazo dando y a nadie rogando.

Pareciera que nos vamos convirtiendo en sociedades que, aunque siguen necesitando de mano de obra, no muchos están dispuestos a darla a cambio de un salario mínimo, y menos rogarle a Dios por un futuro mejor cuando se le da repetidamente al mazo.

El trabajo no necesariamente es una ocupación, aunque ocupe la mayoría de los días de nuestra vida, puede convertirnos más bien en humanos desocupados. Ojalá los trabajos nos ocuparan a todos realmente y a cambio nos generaran salarios dignos, lejos de la esclavitud y la dependencia primitiva.

Todo nos hace pensar que vamos hacia sociedades donde nos ocuparemos y ganaremos según nuestros talentos y habilidades, (Platón) manteniéndonos más fieles a nosotros mismos y a nuestros deseos realizados, lo que ahorraría mucho dinero a los estados en medicinas y psicotrópicos, pero, mientras esto pasa, el trabajo sigue siendo para muchos una tortura, una marca diaria en la tarjeta de la desocupación espiritual o una locura por falta de oportunidades laborales.

¿Que esperar al final de los años de darle a un mazo sin la esperanza de una realidad más feliz? Pues la vejez. Así de feo. Pasamos entonces a ser usuarios de los seguros sociales, de los terapeutas, de los médicos etc. Y no oímos por ningún lado una respuesta que nos nutra el alma.
Nadie nos dice donde queda el camino, donde se inicia el trabajo que debimos haber iniciado mucho tiempo atrás, hacia adentro, hacia la casa interna que nos contiene.
Si antes la iglesia era el lugar donde sentirnos parte del templo de la sabiduría, ya no recurrimos a ella y entonces, las culpas sin perdón, invaden los aposentos de la conciencia, libre de la ocupación del mazo con todas sus enfermedades. Ocúpate en vez de preocuparte, dice el refrán,
Pero hacer lo que se quiere tiene el precio de las estratificación social. Solo la educación nos enseña que hay muchas ocupaciones oficiosas gratuitas como saber sembrar, cuidar de la tierra y de los semejantes, devolviéndonos al inicio del origen del trabajo, cuando se daba de manera natural cuidar, sembrar y cosechar, y todavía no se le llamaba del Latín Trabajolium: castigo que se le aplicaba a lo esclavos de sobrecarga de trabajo, dando origen a la idea de trabajo como castigo y como desigualdad entre ricos y pobres. Una vez más el abuso condicionando a la mente.

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