17 años y querer saber, ser, estar, no estar, no ser, no querer, no saber.
Amar y pensar. Pensar y hacer. Hacer la diferencia y amar la diferencia. Proponer neologismos y esperar la censura de la época y el medio. Fabular la metáfora y aprender a oír su música. Imaginar argumentos y esperar que cobraran vida en el ejercicio de ser apasionadamente convocados.
Escribir desde los ocho años y saber que escribiría los siguientes años ya desde los 17, robándole vida a la vida en esa doble mímesis de la ficción que nos permite por un lado vivir otras vidas y por el otro, no vivir la propia.
Ejercicio inicial de la realidad virtual sin aparatajes ni redes que solo el arte y la escritura desde la antiguedad proponen.
Ejercicio inicial de la realidad virtual sin aparatajes ni redes que solo el arte y la escritura desde la antiguedad proponen.
17 años y una máquina de escribir Olympia y papeles con anotaciones a mano de lapicero bic azul.
17 años y un mundo por estilo para encontrar y montañas de libros por angullir y cientos de hojas al basurero y otras cientos guardadas.
Trabajo, manía, identidad y sentido en este camino de los años por delante donde no han faltado libros rechazados en las editoriales, concursos no ganados y ganados, para sumar hoy por hoy 5 novelas, 3 libros de cuentos y 2 de poesía, a partir de este artículo inicial, cuando iniciaba la edición de mis primeras poesías. ¿Cúantas horas de trabajo? ¿ Cúantos silencios?, ¿cuántos mutismo y luego cuanta alegría de ver terminada una obra?... y del otro lado la vida con su colorido animadísimo y su prisa y su carencia.... que sigue, que arrasa, que llama......
gracias a mis lectores por ser parte de este sueño despierto!