martes, 12 de enero de 2010

Cultura, legitimación y vida de artista

VIDA DE ARTISTAS


Hoy más que nunca la sociedad necesita de las mentes creativas. Personas que desde la infancia sienten el llamado de la inteligencia paralela, la inteligencia cualitativa, artística, propositiva, singular y sin más afán que el producir metáforas para lograr mundos mejores.  Esas personas algunos las llaman artistas, (arté, hacer) hacedores, trabajadores, emprendedores de lo simbólico. Creadores, pensadores, intelectuales, no importa cual sea la especialidad: la música, la historia, la danza, el teatro, la pintura, la filosofía, la narrativa, la poesía, el canto. Lo importante es que sus mentes creativas caminen por encima del consumo, la rutina mediática del estatequedito, de las propias vanidades personales y del éxito.

No es cualquiera el que toma la decisión del camino del arte a sabiendas que es un camino pobre en dinero, pobre en legitimación social, pobre en solidaridad política y de estatus y que muchas veces causa rupturas familiares, personales imposibles de subsanar.

Pero a pesar de todo esto, del dolor que causa la extrañeza, el desprecio, la utilización que muchos hacen del genio creativo para sus propios beneficios públicos( generalmente el político se beneficia del artista para su propia imagen teniendo que haber x artista legitimando x política)y privados, llegando a desechar una vez satisfecha la demanda a el genio que les dio vida, materia genuina con que satisfacerse, hasta el hecho mismo de 
ver morir a muchos artistas suicidados o en la indigencia, sin el amparo de una pensión, de un servicio de salud mínimo.

A pesar de todo esto, repito, la sociedad necesita de los artistas para evolucionar, para poner el dedo en la llaga de sus propios vicios, para estimular el cambio, para proponer ajustes, para provocar a sus dormidos habitantes. Son las mentes creativas las que empujan al resto para que, al calor de los años, se gesten nuevas formas, nuevos modelos de vida en sociedad.

¡Gran paradoja! No se legitima al artista por parte de lo más tradicional de la sociedad, pero esta misma lo drena hasta saciarse, temiendo quizá que despierte su propio espíritu artístico, sin preocuparse por saber que pasará después con lo que queda.

Amor y odio, miedo y admiración, represión y control, envidia y terror. Es parte de la relación del artista con la sociedad. Los que son legitimados, ganan premios y tienen éxito sencillamente representan o se acoplan a los intereses del grupo dominante. El resto a seguir el camino solitario del arte como espejo provocador, a sabiendas de que nadie agradecerá la flor que fue pintada, la noche que fue descrita, la soledad que fue cantada, más allá de la plaza pública. Fuera de ella el camino para las mentes creativas sigue siendo solitario y desamparado aunque rico en mundos interiores libres de polvo rutinario y oro mitico.

1 comentario:

  1. Estimada amiga, realmente pintas un paisaje desolador. Sin embargo, he de decirte que el trabajo de arte es como dar a luz. Duele en p... pero tan pronto ves el producto, el dolor es olvidado. ¿Por qué hacemos esto, o aquello? ¿De dónde sale la energía para hacerlo? ¿Si cuesta tanto, por qué pagamos el precio? Las respuestas a esas preguntas son las que hacen la diferencia entre el arte y cualquier otro trabajo. Aparentemente no tiene valor. Pero nadie quiere pagar por algo tan caro. Aparentemente no tiene sentido. Pero cuando es visto, leído u oído llena el alma de sentido. Y lo tomamos como si no costara porque nos lo apropiamos y lo vemos como de producción natural, como una nube, que pasa y desaparece. Así es el arte, todos lo quieren, aunque pocos quieren pagarlo. Una vez que se devela es de todos, en la medida en que toca algo dentro de las personas que los remite a ellos mismos.

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