FABULA LAS MUJERES VIAJANDO CON ESPEJO
Soy una mujer crecida y educada por el estado y la iglesia. Una mujer que
trabaja y piensa en una vida mejor en tanto que la vida es un sistema de todos.
-Amar al prójimo como a ti MISMO- fue el objetivo de esa educación recibida. ¿Pero quién era ese mi mismo? Una
creciente consciencia de invisibilidad me fue envolviendo. ¿Dónde estaba la
referencia a mi persona mujer, a mi amor propio? ¿Dónde en la historia del
país, del mundo se mencionaba mi gestión de manera igualitaria a la gestión de
los hombres? ¿ En que espejo me miraba que no fuera dónde salía el diablo, la
segua, la reina mala, la mujer brava?
Crecí con la consciencia de habitar en un cuarto
oscuro sin donde mirarse. Crecí con la consciencia de que no existir era parte
de ser mujer. No molestar, no exigir, no decidir, no interpelar, no pedir
demasiado.... y a cambio mentir, manipular, seducir etc.
Un mundo interior fue creciendo dentro de esa celda
de inacción tan históricamente femenina en la que reconocí encontrarme. Un
mundo lleno de fantasías, dónde el amor a borbotones me era regalado en muñecas,
canciones, películas y toda clases de sublimaciones románticas. Un mundo bello
y bueno a la medida de Platón mientras que el mundo exterior, público, afuera
hervía entre guerras, danzas y manipuleos troyanos, cambiando sus fronteras y
afanes según los vencedores del escenario, sino sucio, feo y maloliente.
Por supuesto que un día me pregunté como sería la vida
afuera. Me gustaba el sol, me gustaba andar en bicicleta y decidir doblar la
manivela para un lado o para el otro según me lo pedía el camino. ¿Podría ser
conductora de una nave para mí
sola y dejar de ser pasajera ?
Inicié un viaje al centro del patriarcado desde la
invisibilidad. El viaje ha sido duro. Ladrones, timadores, vendedores de aire,
toda suerte de abusivos, como de abusivas, me he encontrado en el camino. He peleado
varias guerras perdiendo pedazos de mi cuerpo. He perdido la alegría y llorado
muchos muertos en mis muertes. Me he contaminado de rabia y he vomitado las sobras de la injusticia. A golpes de
carne molida habita mi espíritu
por las noches cuando recuerda viejas contiendas. Ya no me expongo como antes.
Soy mejor guerrera. Escojo cuando pelear. Aprendí a usar la invisibilidad a mi favor
como tantas otras mujeres mientras el patriarcado sigue brillando con sus
espuelas de plata y viejos boleros. Con su billetera y su liturgia mitómana.
Con su Adán extraviado y su descomunal presencia en el destino del mundo.
Sigo viajando. Hay rutas ya conocidas y seguras. En ellas he logrado hacer
un jardín pequeño pero bellísimo dónde antes no había nada. Me detengo y huelo el perfume de sus
flores. Entonces vuelve a palpitar mi mundo interior y con el todas las promesas
de las sabias virtudes se reflejan en el espejo que he construido. Es un espejo
donde me veo. Mirá -digo- SOY, tengo nombre y ocupo un espacio. Me muevo, trabajo. Puedo transformar un
pedacito de mundo y guiar a otras y otros en el camino.
Ahora soy mujer con espejo y fabula propia.
Una
fábula que lentamente se hará oír junto con otras fábulas sobre mujeres
viajando, luchando, queriéndose de verdad para así querer a los otros de verdad.
Yo la apunto aqui para que no se
me olvide porque los días van de prisa y no vuelven y el camino siempre sigue
fuera de la celda, incómodo, violento, inabarcable pero fértil.
hay que apuntarlo para que no se olvide, sin duda
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