Nuestras Municipalidades: Corrongas e inconsistentes
La Municipalidad de Aguirre cuenta con un piso encerado de primera!
Nuestras Municipalidades: Corrongas e
inconsistentes
Siempre que llego a una Municipalidad y paso su
portal o subo sus escaleras, me asaltan infinidad de dudas. Desde la duda
inicial sobre si estarán las personas que trabajan allí - porque nunca se sabe
con exactitud un horario entre un lunes indeciso y un viernes en el que ya no
se hizo nada y por lo tanto ya no hay nadie.
A la duda metodológica sobre si sigue el mismo
alcalde que inicio el período y si hay sistema. Empiezo por preguntar al
encargado de la ventanilla más próxima sobre el estado del personal. Me entero
de los cambios por pensión, por incapacidad, por separación de cargo etc , e
inicio mentalmente el ejerciciode
poner en orden lo demandado y lo solicitado.
Las municipalidades navegan en estas aguas tan
contaminadas de las acciones humanas. Nunca sabremos como se interpretará una
ley, nunca sabremos cuando un expediente se esconde, cuantas dádivas se
trafican y mucho menos cuantos favores de hacerse el ciego, el loco, el tonto,
se le dan al vecino por vecino, al cuñado por cuñado, al aspirante a político
por aspirar a un cargo donde se sabe que habrá recompensas. O también cuantos
temores por presiones, amenazas y chantajes acompañan el trabajo de los
funcionarios, sobretodo en las municipalidades cercanas a centros de interés
económico formal como Escazú y no formal como las costas y ejes donde opera el
narcotráfico.
Una Muni es una tómbola! Armarse de paciencia y asentir ante el vuelo de
un expediente que quema las manos y salta de oficina en oficina para volver
siempre la próxima semana con una sonrisa torcida o un gesto de agradecimiento
ante un funcionario de medalla. Mi visita más reciente fue a la Municipalidad
de Aguirreque me esperaba con sus
predios hediondos, llenos de basuras y perros famélicos. Nada nuevo en el bello
puerto de Quepos dónde sobra el dinero para unos y falta para los de a pie
entre aceras, basureros y bibliotecas.
Lo nuevo lo encontré adentro, donde una señora daba brillo con un hermoso cepillo al piso de madera. El olor a
cera que tanto gusta a los ticos inundaba todo el recinto seguido por el
conocido sonido del cepillar eléctrico. Creo que hasta una lucecita encendida tenía
el aparato. Me imaginé con eso de esperar las calendas en una silla, que el
cepillo era una patrulla de inspección y su sonido una sirena que anunciaba el
orden y el acatamiento a las leyes. La capitana se perdió por el pasillo
lustrado como me perdí yo imaginando como sería la municipalidad si tal afán
por el lustre de los pisos se pasara al lustre de las conciencias.
Un acto de fondo digno sobre la forma corronga,
se impone con tanta urgencia! Dejar de perfumar lo podrido y entrar con ganas y
sin miedo a limpiar el gran terreno baldío es imprescindible. Más que
administrar el ornato se necesita gestionar la transparencia y toma de decisiones.
Salí mareada con el olor a cera. El aguacero
estaba por caer.
Un pasillo lustrado como lo deberían ser nuestras casas, según quien secuestra nuestra inteligencia
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