domingo, 13 de mayo de 2012

Nuestras Municipalidades: Corrongas e inconsistentes


La Municipalidad de Aguirre cuenta con un piso encerado de primera!

               Nuestras Municipalidades: Corrongas e inconsistentes

Siempre que llego a una Municipalidad y paso su portal o subo sus escaleras, me asaltan infinidad de dudas. Desde la duda inicial sobre si estarán las personas que trabajan allí - porque nunca se sabe con exactitud un horario entre un lunes indeciso y un viernes en el que ya no se hizo nada y por lo tanto ya no hay nadie.

A la duda metodológica sobre si sigue el mismo alcalde que inicio el período y si hay sistema. Empiezo por preguntar al encargado de la ventanilla más próxima sobre el estado del personal. Me entero de los cambios por pensión, por incapacidad, por separación de cargo etc , e inicio mentalmente el ejercicio  de poner en orden lo demandado y lo solicitado.

Las municipalidades navegan en estas aguas tan contaminadas de las acciones humanas. Nunca sabremos como se interpretará una ley, nunca sabremos cuando un expediente se esconde, cuantas dádivas se trafican y mucho menos cuantos favores de hacerse el ciego, el loco, el tonto, se le dan al vecino por vecino, al cuñado por cuñado, al aspirante a político por aspirar a un cargo donde se sabe que habrá recompensas. O también cuantos temores por presiones, amenazas y chantajes acompañan el trabajo de los funcionarios, sobretodo en las municipalidades cercanas a centros de interés económico formal como Escazú y no formal como las costas y ejes donde opera el narcotráfico.

  Una Muni es una tómbola! Armarse de paciencia y asentir ante el vuelo de un expediente que quema las manos y salta de oficina en oficina para volver siempre la próxima semana con una sonrisa torcida o un gesto de agradecimiento ante un funcionario de medalla. Mi visita más reciente fue a la Municipalidad de Aguirre  que me esperaba con sus predios hediondos, llenos de basuras y perros famélicos. Nada nuevo en el bello puerto de Quepos dónde sobra el dinero para unos y falta para los de a pie entre aceras, basureros y bibliotecas.

Lo nuevo lo encontré adentro, donde una señora daba brillo con un hermoso cepillo al piso de madera. El olor a cera que tanto gusta a los ticos inundaba todo el recinto seguido por el conocido sonido del cepillar eléctrico. Creo que hasta una lucecita encendida tenía el aparato. Me imaginé con eso de esperar las calendas en una silla, que el cepillo era una patrulla de inspección y su sonido una sirena que anunciaba el orden y el acatamiento a las leyes. La capitana se perdió por el pasillo lustrado como me perdí yo imaginando como sería la municipalidad si tal afán por el lustre de los pisos se pasara al lustre de las conciencias.

Un acto de fondo digno sobre la forma corronga, se impone con tanta urgencia! Dejar de perfumar lo podrido y entrar con ganas y sin miedo a limpiar el gran terreno baldío es imprescindible. Más que administrar el ornato se necesita gestionar la transparencia y toma de decisiones.

Salí mareada con el olor a cera. El aguacero estaba por caer.   

1 comentario:

  1. Un pasillo lustrado como lo deberían ser nuestras casas, según quien secuestra nuestra inteligencia

    ResponderEliminar